Dentro de la vitrina en la que todos deberíamos tener guardados con celo los videojuegos más terroríficos de la historia -entendiendo al terror como la desagradable sensación causada por lo malos que puedan llegar a ser tales ejemplares de programación aviesa y desconsiderada- existe un juego que podría ocupar sitio de honor entre lo peor de lo peor. Por desgracia, es español.
Concretamente fue el grupo IDCE el que lanzó The Zodiac Saints para PC hace ya unos cuantos años. Concretamente, en 2001. Si estás pensando en una odisea, que sea buscándole el sentido de epopeya, o más bien, de tragedia griega. Por un lado debemos alegrarnos, y es que son muy contadas las ocasiones en que podemos ver un juego de combate uno contra uno que haya salido de nuestras tierras.
En este punto podríamos recordar al excepcional One de Digital Legends para N-GAGE, o, rebuscando más aún en las bibliotecas más añejas del software español, el Scaramouche (1987) de Magic Team para ordenadores de ocho bits, un título que por desconocido no deja de ser recomendable; en Scaramouche se celebraban duelos a espadazo limpio. En cambio, jugando a The Zodiac Saints sería más apropiado sacar los cuchillos largos.
Mira que la temática en torno a la que gira el juego resultaba atractiva al cien por cien. Toda mi generación ochentera soñaba con tener a sus héroes representados fielmente en un videojuego. Los caballeros del Zodiaco, la serie de Masami Kurumada, era todo un fenómeno de masas, comparable con Campeones o Dragon Ball.
En un ligero inciso de abuelo Cebolleta puedo recordar el momento en el que programé un sencillo programa en BASIC con dicha temática. Se trataba de un sencillísimo juego en el que interpretabas el rol de un caballero para ir librando confrontaciones con aquellos que llevaban la armadura de oro, seleccionando por medio de un texto el ataque que querías llevar a cabo.
Dame tu fuerza, «Pedaso»
Mi pequeño programa era bastante malo. El que desarrolló IDCE, desolador. Para no tener problemas de licencia, intentó representar a los caballeros de forma algo libre, lo que unido a su triste motor gráfico le separaba bastante de los personajes reales. Un experto en la materia sería capaz de identificar a todos los personajes mientras practica unas cuantas veces el levantamiento de ceja a lo Ancelotti.
Cada luchador carecía de sus golpes característicos. Algo tan identificativo como el polvo de diamantes o la furia del dragón. Lo único que hacían era lanzar una especie de HaDoKen del color de la armadura de cada caballero. Mención aparte para los escenarios, totalmente fuera de lugar. En la primera foto del artículo aparece uno muy similar al de Orchid en Killer Instinct. Uno podría pensar que se trata de una de las ilusiones creadas por el caballero de Géminis. Que no falte nunca la imaginación.
El combate se llevaba a cabo de forma errática, y cada personaje parecía ir a su aire, ya que no se encaraban uno con otro. Esto propiciaba que, en la mayoría de ocasiones, los luchadores lanzaran golpes a la nada, dibujando una estampa que rayaba en la ridiculez. Eso sí, hay que destacar un detalle bastante curioso: los caballeros perdían partes de la armadura, sangraban e incluso podían llegar a exhibir una visible cojera conforme avanzaba el combate.
Todas las virtudes que pudiera poseer el juego se desvanecían rápidamente al ver el irrisorio estilo gráfico y la jugabilidad de sus combates. El conjunto podría considerarse una verdadera traición para nuestros héroes del Cosmos, esos que tantas tardes nos amenizaron la ingesta de bocadillos de jamón york y Bollycaos con cromos de Tois. The Zodiac Saints, al contrario que su título, está muchísimo más cerca del infierno que del paraíso.
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