Ramón Nafria y el equipo de A Crowd of Monsters acaban de plantar una pica en la consola de nueva generación de Microsoft. Un hito sobre el que ondea nuestra bandera, algo de lo que debemos congratularnos, y que sin lugar a dudas hará las veces de portal de acceso para los próximos títulos españoles.
He decidido introducir el presente texto de esta manera puesto que no debemos olvidar que no hace tanto se hacía extremadamente complicado ver un juego patrio en el parque de consolas de videojuegos. Funk of Titans, a la venta desde el 9 de enero a 12,49 euros, se ambienta en una visión caricaturizada de la mitología griega. El juego nos presenta un desafío perfecto para los que perjuran aquello de que correr es de cobardes, puesto que Perseo, pelucón afro en ristre y a la postre nuestro avatar dentro del juego, gastará la suela de sus zapatillas de forma automática sin que el jugador necesite ordenárselo. Siguiendo la estela de representantes del género endless runner tales como BitTrip Runner o Rayman Jungle Run, la mecánica del juego de A Crowd of Monsters se simplifica hasta el punto de requerir la pulsación de dos botones: salto y ataque. Medir correctamente el momento en el que pulsarlos será la clave para superar los niveles que ofrece el juego, englobados dentro de tres mundos claramente diferenciados por el tipo de música que escuchan sus habitantes.
A pesar de lo comentado, hay que señalar que Funk of Titans añade algunas variantes al prototipo del género al que pertenece, y todas ellas son reconocibles en cualquier plataformas que se precie. Palancas que activar para desbloquear caminos, suelos que se mueven, items que recoger, impulsores para saltar con potencia… La combinación de tendencias genera una mezcla bastante homogénea, capaz de mantener nuestra atención en todo momento para finalizar el nivel habiendo recogido todos los discos dorados, el caballo de juguete y manteniendo nuestra indumentaria intacta -el toque enemigo nos dejará en cueros, como ya nos enseñara Sir Arthur hace un puñado de años-. Además, si nos hacemos con el Pegaso, accederemos a una fase de bonus en la que montamos a lomos de una versión motorizada del mitológico animal.
Uno de los conceptos clave de Funk of Titans se basa en distintos estilos musicales; Perseo enarbola con orgullo un estandarte que lleva la palabra funk grabada a fuego, mientras que los tres titanes que aguardan al final de cada uno de los mundos que visitaremos son defensores de estilos tan dispares como el Pop, el Rap o el Rock. En este sentido, el planteamiento inicial parecía estar abierto para que la mecánica de juego heredase las pautas propias del género musical. Sin embargo, las escasas melodías que escucharemos durante el juego no acompasan de ninguna manera la acción, ni tampoco se utilizan para premiar de alguna manera que nos ajustemos por completo al timing de cada salto que realicemos, algo que podía haber elevado mucho más el nivel del reto de cada fase, propiciando marcadores con los que medirnos a nuestros amigos.
Bien es verdad que la ausencia de ritmo durante el juego no impide que la propia naturaleza del mismo invite a jugar una y otra vez para liquidar todos los niveles en unas cuatro o cinco horas. En cambio, dicha carencia se hace terriblemente patente en los enfrentamientos contra ‘Final Bosses’, los cuales se reducen a una insulsa sucesión de QTEs a los que una posible sincronización con la música que suena de fondo les hubiera venido como agua de mayo. Por otro lado, la inclusión de objetos desbloqueables habilitarán que podamos desbloquear caminos en ciertos niveles, con el objetivo de alcanzar el 100% en dicha fase. Con todo, parece algo tedioso que Perseo no pueda cambiar ‘in-game’ de espada, obligándonos a cambiar de armamento antes de comenzar cada fase.
El atractivo aspecto del juego se debe en gran parte a los acertados diseños que incluye, alcanzando su punto álgido en la utilización de la iluminación para bañar de color todos y cada uno de los escenarios que exhibe, aunque en ningún momento haga olvidar el modesto nivel técnico que presenta.
Finalmente, el alcance de Funk of Titans se queda algo corto para el monstruo tecnológico de sobremesa en el que ha hecho su debut. Una conclusión que no es óbice para que pasemos un buen rato mientras que implantamos los sonidos del Funk por todo el Olimpo.
El juego es muy malo, eso es así, ya es triste decirlo porque son un equipo español que seguro le ha puesto toda la ilusión del mundo pero es que como juego de plataformas es taaaaan simplon, taaaaan falto de carisma, de originalidad, de cualquier cosa que le haga destacar respecto a los cientos de juegos similares que hay en Android/Ios solo que encima este salio en la XBOX One.
A destacar las fases de bonus con el caballo volador: Dificil hacer algo mas aburrido y tedioso.