En el año 1977, R.A. Montgomery logró publicar Journey under the Sea, que a la postre se convertiría en la novela pionera de una serie de libros conocidos como Choose your own adventure. Hace unos días, las andanzas del autor americano alcanzaron el último capítulo de su vida; con motivo de la fatal noticia, numerosos artículos son publicados en estos momentos, los cuales se hacen eco de la popularidad e influencia de la obra que iniciase Montgomery.
Desde que aquel viaje submarino diera el pistoletazo de salida, se publicarían varias series de libros; todos los ejemplares que pertenecían a dichas colecciones destilaban un estilo propio de narración a través del que se depositaba en el lector la responsabilidad de conducir los pasos del protagonista de la historia mediante una serie de ramificaciones. Así, existían varios puntos en los que se animaba al poseedor del libro a realizar un salto hacia una página concreta, a partir de la cual continuaría el argumento. Como consecuencia, el punto y final de la historia podría variar dependiendo de las decisiones tomadas por el propio lector; la naturaleza aventurera de la práctica totalidad de los libros haría que el protagonista pudiera obtener valiosos tesoros, desentrañar enigmas o simplemente sobrevivir. Por supuesto, los finales fatales también eran posibles; en numerosas ocasiones podíamos fallar miserablemente a la hora de conseguir nuestro objetivo, y la culpa era exclusivamente nuestra.
Estos libros, cuyo exponente más popular en España era la colección roja de Elige tu propia aventura, conforman una experiencia personal que, en mi caso, recuerdo de manera especial; curiosamente, tal recuerdo es compartido con un buen grupo de colegas con los que he tenido la oportunidad de conversar. Podría extraerse un factor común de todas estas opiniones: a todos nos encantaba poder interpretar el rol de un personaje concreto a través de tales páginas. Si bien es cierto que Gary Gygax definió el concepto de juego de rol a través de la primera edición de Dungeons and Dragons en 1971, no debe ignorarse la influencia de la obra de Montgomery en posteriores juegos del género.
Con todo, logré dar un paso mental más mientras repasaba mis recuerdos con los libros de Montgomery, y enlacé de forma directa con cierto juego ideado por el programador William Crowther en 1975. Crowther tenía dos pasiones: explorar cuevas y jugar a Dungeons and Dragons. Tras sufrir un fuerte golpe emocional, el explorador decidió unir todo lo que amaba en un novedoso concepto de entretenimiento electrónico, el cual sería conocido como Colossal Cave Adventure, o de forma más familiar, la Aventura Original. Crowther trató de representar sus aventuras personales a través de un lenguaje de programación, implementando una interfaz de usuario que permitiera al jugador introducir las acciones que deseaba realizar a través de lenguaje natural. Los albores del género de las aventuras de texto.
Evidentemente, en Colossal Cave Adventure confluyen varias cosas: por un lado, el jugador desempeñaba el rol de un sagaz aventurero que pretendía llevarse los tesoros que escondían aquellas cavernas, las cuales se basaban -al parecer de forma bastante fiel- en una localización real situada en un parque natural de Kentucky. Por otro lado, todo aquel que se adentraba en el laberinto diseñado por Crowther era consciente de que el destino final de sus aventuras vendría marcado de forma inexorable por sus propias decisiones. Dependiendo de las acciones que llevara a cabo, la narración desembocaría en un epílogo feliz o en un desenlace de funestas consecuencias. Multitud de frases aparecidas en el juego pasarían a la historia, tales como la palabra mágica Xyzzy o el frustrante Nothing happens con el que el programa respondía cuando las órdenes del jugador se ejecutaban sin obtener ningún efecto.
El juego -inicialmente programado en lenguaje FORTRAN para una gigantesca computadora que respondía a las siglas PDP- sería expandido, perfeccionado y difundido por Don Woods en 1976, ya que hasta ese momento había tenido un ámbito bastante reducido. El trabajo de Woods fue inmenso, hasta el punto de que el juego siempre suele acreditarse a través de ambos nombres, Crowther y Woods. La Aventura Original conocería múltiples encarnaciones a lo largo de la dilatada historia del videojuego, siendo la más cercana para nosotros la que programó en 1989 el equipo de Aventuras AD liderados por Andrés Samudio, con sus inolvidables laberintos a través del bosque y los hachazos del enano Maluva.
Dada la cercanía temporal de ambas creaciones, existen remotas posibilidades de que Montgomery se convirtiese por unos instantes en un intrépido aventurero virtual de Colossal Cave Adventure, quedando prendado de la posibilidad de decidir el camino a seguir durante la propia aventura personal del jugador, y trasladando parte del concepto base a las novelas que escribiera durante todos aquellos años. Aún así, no deja de resultar fascinante examinar estas obras como auténticos cimientos de numerosas expresiones lúdicas que hoy se encuentran a nuestro alcance.
Referencias
- Biografía R.A. Montgomery, The enclycopedia of Science Fiction
- Historia de la Colossal Cave Adventure por Rick Adams
- Imágenes del terminal VT100 ejecutando Colossal Cave en PDP en Wikipedia