Review Prince of Persia: Las Arenas Olvidadas

Aunque algunos podrían pensar que comenzar un análisis defendiendo a la compañía que ha creado el juego que nos ocupa pueda ser sinónimo de «peloteo«, nada más lejos de la realidad. Y a ello voy: Ubisoft ya estuvo en el ojo del huracán con los Assassin’s Creed, resultando el primero un juego con buenas ideas implementadas con menos inspiración de la que esperábamos, y el segundo un juegazo que corrigió prácticamente todas las debilidades del primero.

La crítica parece estar «a salto de mata» con Ubi, resultando en este caso objeto de diversas acusaciones en las que se tilda de oportunista a la compañía por querer sacar otro Prince of Persia que acompañe al lanzamiento súper-taquillero de Jerry Bruckheimer con Gyllenhaal de absoluto protagonista. Y digo yo, ¿no hacen todas las compañías algo similar cada vez que sale un filme medianamente adaptable a videojuego? Además, este Prince of Persia tiene un argumento totalmente diferente al de la peli, situándose entre Las Arenas del Tiempo y Las Dos Coronas.

Una vez expuesto este punto de vista, esto no tiene nada que ver con la crítica del videojuego en sí, porque a mí me ha parecido que estas Arenas Olvidadas deberían haber sido mucho más variadas para que, realmente, perduraran en nuestro recuerdo. Se ha dicho por activa y pasiva, que tras el juego están los creadores de «Las Arenas del Tiempo«, un juego que hace ya unos pocos de años fue capaz de dotar de un prisma diferente al género plataformas/acción, con su particular control y manejo del tiempo.

Dicho y hecho, la mecánica de Las Arenas Olvidadas es clavada a Las Arenas del Tiempo. Hay cosas nuevas, pero la mala noticia es que dichas novedades no logran aumentar en demasía el peso jugable del título. Hay veces que podremos solidificar el agua para lograr superar obstáculos. Otras, podremos hacer que paredes y edificaciones enteras derruidas vuelvan a levantarse desde sus cenizas.

Al principio será bastante sencillo avanzar y superar las trampas repartidas por todo el castillo. Conforme avancemos en la campaña, la cual podríamos tasar en unas ocho/nueve horas, los retos que nos plantee el juego será una mezcla de las habilidades comentadas, a las cuales debemos sumar las ya conocidas de escalar paredes y apoyarnos en ellas. Funciona, sí, pero cae en la reiteración demasiadas veces. Además, he echado de menos una mayor cantidad de puzzles de los de darle al coco, y en los que hay, la cámara nos suele «chivar» el próximo paso a seguir.

Tenemos, por tanto, una base jugable que resulta ágil y dinámica, pero que se parece demasiado a lo que ya jugamos en Las Arenas Olvidadas; una mecánica muy parecida a la que tiene Assassin’s Creed II cada vez que entramos en una catedral de esas que guardan una reliquia en lo más recóndito; la comparación con el juego de Ezio es terrible, ya que éste ofrece una variedad de situaciones y retos insultante en comparación con estas Arenas Olvidadas.

No se me olvida comentar el apartado del combate, aunque en este caso me parece que estamos ante un punto bastante flojo y que vuelve a caer en la reiteración, debido a la extrema sencillez del sistema y la escasez de combos y movimientos especiales.

A nivel técnico, el juego cuenta con una buena carta que poner en la mesa, ya que todos sabemos la valía del motor gráfico de la saga de Desmond y los asesinos, aunque la escasa variedad de escenarios que presenta el juego no ayuda a explotar al máximo dicho engine. Los modelos de personajes y sus animaciones cumplen con su cometido y la iluminación ayuda a realzar la estampa oriental compuesta en el título. Las melodías arabesacas también alcanzan el nivel de cumplidoras y sellan el expediente, mientras que el doblaje al castellano es bastante bueno.

Conclusiones

Las Arenas Olvidadas no pasará a la historia como el mejor título de la saga, sin ninguna duda, aunque cumple en su función principal de entretener a base de ofrecer retos de los que más gustan al príncipe: saltos, brincos y quiebros mientras escala, se apoya en paredes y hace uso de su poder mágico favorito, voltear el tiempo hacia atrás para evitar morir descalabrado.

Se echa mucho en falta un toque de inspiración, algo que logre distinguir a su mecánica de la que ya vimos en 2003, la cual se me antoja incluso más redonda e inspirada que la que aquí podemos disfrutar. Seguramente contentará a los seguidores que no esperen ninguna revolución en este particular género. Yo, personalmente, esperaba bastante más.