A través de SEGA, el equipo de The Creative Assembly nos ofrece un juego que, en el fondo y en la forma, nos retrotrae a Spartan, del mismo estudio, o al genial Blade de Rebel Act; los programadores aparcan la estrategia, a la que tanto han aportado gracias a su saga Total War, y se vuelcan en dotar del mayor dinamismo y variedad posible a un género tan viejo como los propios videojuegos: el beat’em-up. Porque, en esencia, Viking: BFA no difiere tanto de un Final Fight como podríamos suponer viendo cualquiera de las screenshots que se han publicado del juego. Lógicamente, el juego no se queda anclado únicamente en el noble arte de machacar botones y enemigos.
Es más, los programadores se han asegurado, a través de un notable trabajo en el diseño, de introducir otros componentes jugables pertenecientes a géneros distintos. Así, a la hora de encarnar a nuestro avatar, el guerrero nórdico Skarin, podremos encarar la aventura al más puro estilo World of Warcraft; tenemos tres islas a nuestra disposición, en las que existen muchos NPCs que nos darán información, ítems, encargos y misiones. Una vez informados, podemos ir siguiendo el hilo principal de la historia o alternar submisiones, que nos reportarán dinero para ir ganando nuevas habilidades.
En muchas ocasiones, nuestro destino será liberar poblados tomados por el enemigo. Así, puede que entrar por la puerta principal sea tarea imposible, dado el volumen de enemigos al que nos enfrentaremos. El sigilo entra en juego de esta manera, exigiéndonos que birlemos las zonas más atestadas de hostiles para rescatar a los compañeros. Y a pesar de encontrarnos todo tipo de retazos que nos suenan de otros géneros, la clave será dominar el noble arte del mamporro, a través de dos tipos de ataques básicos y una gran cantidad de combos a realizar a partir de éstos.
Tanto las técnicas de combate como el arte de la magia, el cual también será factible de aprender para nuestro héroe, será puesto a prueba en las batallas multitudinarias, donde nuestra legión de soldados, aquellos que hemos liberado durante el juego, se pondrán a nuestro servicio mientras los dragones sobrevuelan el campo de batalla, los chamanes claman maldiciones y los gigantes nos acechan. Esto se traduce en un mayor grado de intensidad en los combates, puro hack-and-slash -ese término pijo y moderno para denominar al juego de peleas de toda la vida- con ríos y ríos de ejércitos a nuestro alrededor. Nada innovador, pero merece absolutamente la pena liderar el épico combate.
Tecnología Ragnarokiana
Y digo que bien merece la pena porque el espectáculo gráfico es considerable. Cientos de guerreros a un notable nivel de detalle, bien animados y definidos, enzarzados en una cruenta lucha donde cercenar miembros es lo más habitual, y la crudeza del combate se refleja en todo momento. Es impresione contemplar cómo el rendimiento del motor gráfico no se resiente en ningún momento, asegurando una fluidez que muchos otros juegos no ven ni de lejos. El aspecto visual, en líneas generales, se aprovecha de un inteligente baño de iluminación HDR que tapa sus posibles carencias en las texturas y modelado. Chapó en este sentido.
El apartado sonoro no llega a sobresalir tanto como el visual, pero cumple su cometido sin ningún problema: tanto el conjunto de efectos de sonido como la banda sonora del título nos trasladan la ambientación nórdica y el carácter épico de las hazañas del protagonista. Además, con un doblaje a la altura de las circunstancias.
Conclusiones jugables
A Viking: BFA únicamente le veo un defecto: caer en la monotonía a pesar del gran esfuerzo realizado. Como os he comentado, todo acaba girando en torno a lo mismo, y eso puede terminar cansando, ya que los añadidos tampoco acaban por tomar excesivo peso en el desarrollo del juego.
Por lo demás, todo son virtudes. Partiendo del meritorio apartado visual, el mayor logro del juego reside en aquellos momentos de libertad que, quizás sin ser conscientes del todo, nos brindan sus desarrolladores. Porque el juego no delimita nuestro camino con paredes invisibles, sino con decenas de ejércitos. ¿Y si queremos traspasarlas y tentar a la suerte? Pues échale un par y lánzate contra ellos. ¿Quieres explorar? Adelante, camina y bucea sin miedo a encontrarte con la temida barrera que no se puede traspasar. ¿Tienes miedo? Pues nada, a recoger aguamiel, a costa de que alguna vikinga insinúe que tu coletita esconda algo más que una simple tradición. Eso sí, te estarás perdiendo un auténtico juegazo que ha sido construido desde las raíces más clásicas del videojuego. Como debe ser.
Un juegazo como la copa de un pino. Una de las mayores sorpresas de la temporada. Lo disfruté como un enano en su día 😀
(lo que son las cosas, encontré este tema a raíz de buscar otro xd)