Aprovechando el afán coleccionista que me arrebata en los últimos tiempos, he podido conseguir recientemente material retro que añadir a las estanterías de exposición que tengo por casa. Dos de dichas adquisiciones vienen de la casa de los hermanos Ruiz, salieron en su día de aquella famosa mansión en la que tantas joyitas lúdicas llegaron a gestarse. Y no llegan solas, sino todo lo contrario.