Si hay un beat’em-up recordado por su calidad para los ordenadores de 8 bits, ese es sin lugar a dudas Target Renegade. Imagine realizó esta secuela del clásico arcade Renegade exclusivamente para Spectrum, Amstrad CPC y Commodore 64, sobresaliendo las dos primeras versiones. Dawn Drake se encargó de la parte gráfica y Michael Lamb del código, haciendo un excelente trabajo y alcanzando la cumbre con su modo de 2 jugadores simultáneos. A por Mr. Big.
La primera entrega de la saga Renegade alcanzó un notable éxito, aunque cabe recordar que el juego era bastante distinto en Japón, donde se llamaba Nekketsu Kouha Kunio-Kun, el protagonista era un estudiante japo con su típico kimono y que difería un poco del tío chuletas que controlamos en Renegade. Este aspecto de adolescente macarrilla se endureció en la segunda entrega, de la cual no hubo ni versión japonesa ni para placas recreativas, saliendo únicamente en ordenadores personales de 8 y 16 bits, además de, posteriormente, lanzarse una versión para NES.
Y lo cierto es que este Target Renegade fue, a mi parecer, un juego mucho más redondo que su predecesor. La amplia variedad de enemigos y escenarios, el modo dos jugadores, el uso de armas y una impresionante banda sonora a cargo de dos grandes maestros como Gary Biasillo y Jonathan Dunn, conforman el arsenal de técnicas que convirtió al juego en la referencia de los beat’em up en 8 bits.
El argumento es más que típico y tópico: debemos vengar la muerte de nuestro hermano Matt, el cual investigó y metió las narices más de la cuenta en los sucios negocios del capo mafioso Mr.Big. Debemos recorrer cinco fases para llegar a la guarida de este malvado ser, atravesando suburbios, callejuelas con mujeres de mala condición, el parque infestado de enemigos, más suburbios y finalmente el bareto donde, entre mesas de billar y calvos con mala leche, espera Mr.Big para darnos caña.
Los niveles son bastante largos, tienen dos o tres clases distintas de enemigos en cada uno de ellos, algunos motorizados, otros con armas que podremos usar en su contra -cadenas, martillos, palos de billar e incluso un ladrillo-, y los más avanzados con la habilidad de agacharse ante nuestra técnica más avanzada: el salto con patada.
Además, podremos propinar puñetazos, patadas traseras y técnicas para rematar al enemigo que yace en el suelo para que no se vuelva a levantar. Todo aderezado con unas animaciones fluidas y sin brusquedades que alcanzaban su máxima expresión en la versión Amstrad CPC.
Y es que, aunque las otras versiones fueran de notable, el juego merecía un diez cuando se ejecutaba en una máquina de Amstrad, por colorido, animación y banda sonora. Cada nivel disponía de su propia partitura, algo nada habitual para la época, y todas las composiciones del maestro Jonathan Dunn rayaban a gran altura; dichas melodías también sonaban de maravilla en la versión Commodore 64, sin embargo, bastante lastrada por la ausencia de modo de dos jugadores simultáneos.
La versión Spectrum, por su parte, saldaba con decencia el apartado gráfico y el jugable, utilizando la paleta de colores del mítico ordenador de Sinclair. Queda en último lugar la mediocre conversión que la propia Taito hizo para la NES. Imagine cumplió con creces en su trabajo, como casi siempre.
A modo de anécdota puedo contar que Target era uno de los juegos más comentados con mis compañeros de clase, hasta tal punto de que llegamos a relacionar a cada enemigo del juego con algún colega nuestro, en especial a los que nos caían mal.
También me gustaría preguntar quién es el segundo jugador que viste de naranja y ayuda al protagonista en el modo de 2 jugadores. ¿Un hermano secreto? ¿Una clonación prematura? Sea como fuere, Target Renegade ya forma parte del olimpo de los videojuegos. Aún se deja jugar tan bien como el primer día. Aquí podéis bajar la versión Amstrad.