Si menciono el título Turtles in Time me estoy refiriendo a la continuación en soporte arcade de uno de los beat’em-up más jugados de la historia: Teenage Mutant Ninja Turtles, the Coin-Op; es complicado encontrar algún despistado que no haya echado al menos una monedita de 25 pesetas en pos de controlar a Raphael, Leonardo, Donatello o Michaelangelo.
Y es que destrozar de mil maneras distintas a los soldados del Clan del Pie, interactuar con el escenario para destrozar bocas de riego o apalear a Rocksteady mientras las llamas cubrían el piso de April no tenía precio; más aún, si cabe, en la época donde los quelonios ninja estaban de moda gracias a sus cómics y la serie de Televisión. En el caso de Turtles in Time, el juego tuvo menos éxito que su predecesor, aunque no estaba exento de calidad. En esta ocasión las tortugas se embarcaban en un viaje en el tiempo, con fases en la prehistoria, en el salvaje oeste o en el futuro.
Os preguntaréis qué diablos quiere decir el título del post de hoy. Pues bien, dejadme seguir. La conversión de este título a Super Nintendo fue más allá de un simple port. Lejos de contentarse con tal nimiedad, Konami exprimió las posibilidades técnicas del Cerebro de la Bestia a través de su arma más conocida, el Modo 7. ¿De qué forma? Pues, por ejemplo, lanzar a un Foot Clan Soldier contra la pantalla hacía trabajar a la consola ofreciendo un bonito y espectacular zoom. O mediante fases como la que voy a comentar en el siguiente párrafo.
Además, Turtles in Time, versión doméstica, incluyó fases inéditas respecto a la máquina. Concretamente, la fase futurista ya estaba en la versión arcade, pero en la Super se remodeló ofreciendo una frenética carrera al más puro estilo F-Zero. La tortuga en cuestión pilotaba un monopatín aéreo -¿recordáis a Marty McFly?- mientras se cargaba a unos cuantos soldados, para culminar con un espectacular giro de cámara que precede a la dura confrontación con el cerebritos Krang, el compinche pensante de Shredder. Ah… ¿no recordáis el F-Zero original? Pues mirad, mirad a continuación…
Esta exposición precedió a una de mis preguntas en el Meritrivia de Meristation, donde coloqué con un poco de maldad un fragmento de pantalla de la fase futurista, intentando confundir al personal con el mencionado F-Zero. Y creo que lo conseguí; adjunto en este párrafo el fragmento de pantalla en cuestión. Bueno, parece innegable la fuente de inspiración que tomaron los programadores de Konami en aquella ocasión… Ah, hoy tampoco tenéis ninguna excusa. Emuladores como el zSNES calcan al cien por cien la experiencia jugable de la 16 bits de Nintendo. Hora de echarse unas partiditas a este clásico, una vez más, de Konami. Un aperitivo, esta vez del arcade emulado en MAME, en el vídeo siguiente.
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