Recomendación semanal: Los 100 juegos de EDGE

Esta semana ha trascendido bastante la publicación por parte de la prestigiosa revista EDGE de su ránking de videojuegos de todos los tiempos. Concretamente, este libro ofrece los 100 mejores juegos de la historia. Aquí, la lista completa. El debate está que arde en blogs como El Blog de Manu , AnaitGames o Nivel22.

¿Qué os parece?

En mi opinión, sólo voy a decir dos cosas. Una, que no aparezca Super Mario Bros 3 y sí lo haga Ridge Racer 2 de PSP, me parece a todas luces aberrante. Y dos, que no haya ninguna joya de la generación 8 bits, como podrían ser Sentinel o Knight Lore, auténticas piedras de toque para miles de videojuegos, me hacen mirar para otro lado. Es mi opinión, ¿y la vuestra?

Review Sparta: la batalla de las Termópilas

¿Preparados para la gloria? Pues vamos allá. Sparta es un producto originalmente programado por los chicos de World Forge. Un caso curioso, ya que hace bastantes meses que dicho juego salió al mercado… excepto en nuestro país. Ni cortos ni perezosos, FX Interactive dispuso su vista de lince sobre Sparta, reconvirtiéndolo al producto que hoy tenemos entre manos. Y hay que decir que, como siempre, el trabajo realizado es impecable.

Sparta: la batalla de las termópilas se sitúa en un marco histórico crucial: las batallas de las polis griegas contra el potente imperio persa. El tercer invitado en esta fiesta serán los egipcios, en pleno declive tras caducar su esplendor. Es indudable que Sparta aprovechará, en parte, el tirón que aún sigue provocando la notable película 300, basada en el cómic de Frank Miller. Pero Sparta es mucho más que la recreación de la famosa batalla de los trescientos espartanos y los tropecientos cadáveres a modo de ladrillo.

Estamos ante un juego clásico de estrategia en tiempo real. Podemos citar a Dune 2 como el padre del género, a Warcraft como estilista en lo referente a la gestión de los recursos básicos y a Age of Empires como consolidación de un estilo de juego que ha generado masas de seguidores. Lo que también se denomina «Build & Battle», o lo que es lo mismo, primero construye tu base y luego suelta palos a tu enemigo. Sparta cumple, punto por punto, las directrices clásicas que una vez enseñaron Westwood, Blizzard o Ensemble Studios. Y lo hace de forma notable en todos sus frentes.

La gestión de recursos descansa en el triángulo mágico OMC -oro, madera y comida, ¡no me lo he inventado!-, mientras que las estructuras comienzan con una base de operaciones donde se generan aldeanos -esclavos o ilotas dependiendo de la facción elegida- que se encargan del trabajo sucio. A partir de los edificios militares podremos amasar un ejército que defienda el territorio y conquiste al enemigo. ¿Qué aporta Sparta a todo esto? Pues básicamente dos puntos: la personalización de soldados y las complejas batallas navales.

Construye tu hoplita y llévalo de marcha

Nuestro batallón se entrenará en los cuarteles y los campos de tiro, pero si construimos talleres y forjas podremos crear nuevas armas y escudos para equipar a los soldados. Por otro lado, también podemos conseguir dichas armas si las robamos al enemigo caído, ahorrando recursos. El siguiente paso se da en el cuartel, con la opción de elegir armas primarias, secundarias y tipo de protección. Una vez personalizado, guardamos ese patrón en una de las celdas del inventario y ya estaremos listos para crear soldados con dichas características. Dependiendo de las necesidades, podemos blindar a nuestra élite, o también optar por infantería ligera si andamos escasos de recursos. La variedad es bastante elevada.

A la hora de librar batallas, el apartado táctico se lleva a cabo de forma demasiado directa: se hace complicado montar emboscadas o dividir nuestro batallón, ya que los escenarios son demasiado estrechos y no hay lugar para pensar demasiado. En la práctica, el combate se embarulla demasiado y pierden peso las decisiones que tomamos en el párrafo anterior. En estas situaciones nos ayudará parar la acción mediante la ‘pausa táctica’, incluída por FX para la ocasión. Si bien este concepto choca un poco con la dinámica de tiempo real de este tipo de juegos -de hecho, en multijugador directamente no existe opción de pausa-, es cierto que te otorgará un tiempo extra para dirigir a tus ejércitos contra la CPU. Se agradecen bastante tales opciones, que aportan frescura a un género muy desgastado con el paso de los años.

Sin embargo, las batallas libradas sobre el mar son de lo mejor que recuerdo en un título de estas características. Todo es positivo: las proporciones de los barcos, la representación de los soldados sobre las embarcaciones, lanzando proyectiles sobre los enemigos, y la posibilidad de abordar naves enemigas. Como quiera que la dominación marítima juega un papel crucial en muchos de los mapas incluidos en el juego, será una delicia combatir a bordo de los trirremes espartanos. Y además, la representación gráfica del agua es magnífica.

Técnicas espartanas

Y ya que he sacado el tema, sigamos con el apartado visual. En general, tanto los escenarios como las unidades lucen bastante bien en los planos generales, perdiendo bastante si acercamos la cámara. Como lo que realmente importa en un juego de estrategia es el plano panorámico, hay que valorar positivamente este apartado: iluminación dinámica, sombras detalladas y texturas con buena resolución en el relieve del terreno, aparte de la mencionada calidad del agua representada. Además, la versión 1.2 de Sparta presenta una optimización bastante adecuada, así que con un equipo dentro de la media podremos lograr resoluciones elevadas sin ralentizaciones.

Respecto al apartado sonoro, el correcto doblaje realizado por FX contrasta con la banda sonora, que simplemente cumple lo esperado, pero que se queda un poco corta tanto en cantidad como en calidad. Lo mismo puede decirse de los efectos de sonido… están ahí porque deben estar, pero no nos llamarán especialmente la atención. De nuevo, felicitar a FX por el doblaje, que en general goza de buena dicción y entonación.

Qué, cómo y cuándo jugamos

Manejar Sparta requiere cierto aprendizaje si no eres asiduo del género; en cambio, los expertos en la materia se harán con los mandos desde el primer momento. La interfaz es clara y concisa, muy del estilo de la saga Age of Empires. El desarrollo de la acción requiere mucha paciencia, pues crecer de tamaño es un proceso lento y anclado a un bien muy escaso: el oro. Sin oro no podremos hacer prácticamente nada, sólo podemos obtenerlo en las minas -no hay comercio-.

La figura del héroe cobra bastante importancia gracias a su resistencia y habilidades especiales. Leónidas, Hazem y Jerjes son auténticas bestias que comandarán a sus tropas. En la batalla será importante aprovechar técnicas como la colocación de trampas de pinchos y piedras que pueden despeñar al enemigo descuidado. Asimismo también me ha parecido interesante la posibilidad de aprovechar las monturas que pueda dejar el enemigo, y convertir a un simple soldado de infantería en todo un jinete.

En lo que respecta a los modos de juego, tenemos tres campañas principales, una por civilización. En cada una iremos viviendo parte de una historia introducida por escenas de vídeo realizadas con el propio motor del juego. Las misiones son todo un reto a nuestra habilidad, pues la dificultad que entraña mantener con vida al héroe o intentar no quedarnos sin oro puede asustar al más pintado.

De todas formas, el gran tesoro de Sparta reside en el modo multijugador. A través de red local o encontrando partidas en el servidor de GameSpy, podremos enfrentarnos en épicas partidas con nuestros colegas. Eso sí, pídeles que se reserven una tarde entera: la vais a necesitar. Si la estrategia progresiva es lo vuestro, podréis disfrutar del juego.

Conclusiones. Vuelve con tu escudo, o sobre él.

Sparta: la batalla de las termópilas ha tardado mucho en llegar a nuestro país. Por un lado, no hay dudas de que ha merecido la pena; sólo hay que ver las mejoras implementadas por FX: la edición del juego con un extenso manual de más de ochenta páginas y un completo doblaje, la optimización del rendimiento…

Nota Sparta 7.5

Por otro lado, a veces da la impresión de que Sparta se queda anclado en el pasado de los juegos de estrategia, ya que resulta muy similar a los clásicos del género. Pero este matiz puede reconvertirse en un aspecto positivo, ya que saciará la sed de todos los seguidores del género, que encontrarán un producto completo, difícil de terminar en su modo campaña y longevo gracias al multijugador. Un precio ajustado (20 €) para un producto destinado a un público muy concreto. Esto es Sparta.

Retrovisión: Freddy Hardest, de profesión playboy espacial

Freddy Hardest, además de ser el cowboy espacial más duro de toda la galaxia, fue el personaje más carismático de todos los que salieron de la factoría Dinamic. Al menos en mi opinión… espero que Johny Jones no me esté leyendo. Hoy hablamos del juegazo que protagonizó en 1987 para ordenadores de 8 bits.

Freddy es todo un playboy sideral. El amo de la noche galáctica, siempre de barra en barra de bares cósmicos. Pero llegó el día en que se saltó todos los controles de alcoholemia y, tras pilotar miserablemente mal su nave, dio de bruces con ella en el planeta Ternat. Aquí comenzará la primera fase de Freddy Hardest, un juego que, como recordaréis, ya hacía gala del famoso eslogan FX Doble Carga. Un término, FX, el cual amaban los hermanos Ruiz. Tanto, que acabó siendo el nombre de su nueva compañía. Pero volvamos con Freddy y sus problemas.

Como os decía, la primera fase se desarrolla sobre la superficie lunar de Ternat. Se trata de un arcade en toda regla, mezclado con partes de habilidad donde calcular bien el salto será del todo necesario para avanzar. Freddy debe defenderse de unos cuantos alienígenas que le saldrán al paso; puede eliminarlos tanto con una patada en salto -nuestro héroe está en forma a pesar del Ballantines marciano- como agachándose para apuntar con su pistola láser. Esta dinámica se repetirá a lo largo de todo el nivel, y basta con sincronizar nuestros movimientos para poder completarlo con éxito.

Así, se nos otorgará el código de acceso para la segunda carga, como era habitual. Recuerdo en este punto que uno de mis mejores colegas me comentó que, de pequeño, llamó a un teléfono cuyas seis cifras eran la segunda clave de este juego. No contento con ello, preguntó por Freddy Hardest. No recuerdo si consiguió hablar con él, pero el caso es que nuestro protagonista debe infiltrarse en la Base Enemiga y escapar de ella pilotando una nave enemiga.

La segunda carga tiene un desarrollo completamente distinto a la primera. Más pausada, el componente de videoaventura es mucho más acentuado, ya que debemos completar una serie de acciones hasta dar con la ubicación del hangar de la aeronave elegida y completar el juego. Así, debíamos cargar de energía la nave, conectar el hiperespacio y conseguir la clave del capitán de la nave correspondiente. Para ello debíamos localizar las Baterías de energía y usar los terminales repartidos por la base. Todo ello, claro está, esquivando o destruyendo un buen número de enemigos.

La variedad que se generaba al mezclar estas dos fases y la correcta factura técnica del juego, con gráficos bastante simpáticos aunque algo repetitivos -más chulos en Amstrad CPC y Commodore 64 que en Spectrum o MSX, donde Freddy se tiñó el pelo de negro, pero ofrecían un scroll muy suave-, y el carisma del personaje principal hicieron que Freddy Hardest fuera un éxito tanto en nuestro país como en el Reino Unido, donde Imagine hizo las veces de distribuidora.

Lástima que la segunda entrega del juego, Freddy Hardest en Manhattan Sur, fuera un completo desastre. Esta vez fue programada por los uruguayos de Iron Byte, y la convirtieron en un vulgar y mediocre beat’em-up que, ni por asomo, alcanzaba los niveles de calidad de su primera parte. Nos quedamos pues, con el Freddy original, un juego cuyo personaje tuvo un background en forma de cómic realizado por Ventura y Nieto, el cual fue publicado en su día en Microhobby. ¿Volveremos a ver el tupé algún día a nuestro héroe favorito?

Un año de PixeBlog. ¡Gracias!

Hace exactamente un año que comenzó mi camino por los Blogs a través de este rinconcito donde conviven los videojuegos clásicos que tanto nos marcaron, los juegos modernos que sobresalen del resto, y lo más importante, los lectores que nos visitan a diario y comentan cada uno de los artículos del Pixeblog. 365 días, más de 50.000 visitas, concursos, agradecimientos, entrevistas y videojuegos cedidos por compañías punteras de software. Así que sólo me queda deciros: gracias.

– Gracias a los que hace muchos años y con pocos medios fabricaron videojuegos que hoy día sigue mereciendo la pena recordar.

– Gracias a todos los lectores que me siguen, aportando ideas y comentarios constructivos.

– Gracias a mi niña Chicazul por su apoyo y paciencia. Y gracias a mi perro Wico por participar activamente en el Blog y en el concurso.

– Gracias a todos mis colegas: Fransito, Guybrush, Manu Ethan, K-Bit… Se que me siguen ahí día tras día y se ven identificados con las experiencias que cuento.

– Gracias a las compañías distribuidoras de juegos que me han apoyado en mis peticiones: EA España, Take-Two España, Balance Games, Activision España, FX Interactive.

– Gracias a los compañeros blogueros por estar ahí siempre, codo con codo. Manu, JuMaFas, Retrojuegos, Punisher, IonLitio, Chico, Mr. Retro, Jaimixx y muchos más.

– Gracias a mis compañeros de curro de Everis y también a los antiguos colegas de Elelog -fieles seguidores del PixeBlog-, además de a los compis de Metodologic.com, otra de mis aventuras en el mundo del magazine de videojuegos.

– Gracias a la gente de ComputerEmuzone por confiar en mí para el jurado de la RetroCompo de este año. Y gracias a gente del mundillo como Ignacio Abril por concederme esa pedazo de entrevista.

Espero veros a todos vosotros el año que viene por estas mismas fechas. Un fuerte abrazo para todos y recordad que la realidad está formada por pequeñas unidades indivisibles llamadas píxeles. Así empezó todo. ¡Un saludo!