Escoger un arcade de carreras para Spectrum resulta bastante complicado; primero, porque existen infinidad de títulos de este calibre. Y segundo, porque rara vez se conseguía dar una sensación de fluidez y velocidad suficiente para ser considerado definitivamente como ‘arcade’. Y no se si será o no el mejor, pero en mi opinión Chase H.Q. destaca por encima del resto.
Estamos ante otra conversión arcade – ordenador más, tema que tratamos hace poco en el Pixeblog; en esta ocasión, Ocean no tuvo problemas –que yo sepa- para obtener la licencia de la recreativa de Taito. Para la ocasión se delegó la labor de programar la versión Spectrum en John O’Brien, con resultados óptimos.
Los gráficos sacrificaban colorido pero obtenían un suave scroll de desplazamiento y una notable velocidad. La monocroma combinación de amarillo y negro daba paso a una serie de trepidantes misiones, que nos ponían al volante de un coche de policía, todo un Porsche 928, el cual debía alcanzar un checkpoint dentro del tiempo límite, y perseguir posteriormente a un vehículo conducido por un malvado y desalmado criminal.
En ese momento, uno de los polis colocaba la sirena al coche en marcha, en plan Starsky y Hutch –aunque el prota recordaba más bien a Don Johnson en Corrupción en Miami-; el objetivo era chocar lo más fuerte posible con el enemigo para causarle daños; no llegaríamos a ver ningún Takedown estilo ‘Burnout’, pero si éramos lo suficientemente hábiles, el enemigo acabaría en llamas y pidiendo clemencia a nuestros héroes.
Cabe destacar detalles como el de Nancy, nuestra colega que se comunicaba con nosotros desde la central de policía para darnos información relevante –o no, pero molaba-. El camino a seguir en cada misión no era lineal; cada cierto tiempo debíamos pasar por una bifurcación y elegir la ruta correcta, o perderíamos un tiempo precioso. Además, no olvidéis el denso tráfico a evitar y la peligrosidad de los estrechos túneles. Recuerdo que era bastante divertido impactar con vallas y matas de hierba que aparecían en el asfalto. Años más tarde y con el carnet de conducir sigue siendo igual de divertido, pero quita más puntos que en 1989. Cosas de la DGT.
Si a pesar de todo nos vemos con el agua al cuello, siempre podemos usar uno de los tres ‘turbos’ de que disponíamos; resultaban especialmente efectivos si los utilizábamos para impactar con más fuerza al coche enemigo. Nuestro vehículo se manejaba a las mil maravillas y logró ser, en suma, una dignísima conversión de la recreativa original, que también rayaba a gran altura en MSX, calcada de la realizada para el ordenador de Sinclair. Todo un ejemplo para algunos.