Se ve que a la gente de Gaijin Games les encanta correr, y, presuponiendo que a nosotros también nos chifla gastar las suelas de nuestras zapatillas de deporte, han lanzado la segunda edición de Runner, en la cual volverán a poner a prueba nuestras capacidades, y sobre ello hay que decir que en este juego confluyen dos requerimientos: capacidad de reacción y sentido del ritmo.
Ambos retos son envueltos bajo una capa que, en apariencia, se antoja demasiado manida en los últimos tiempos, sobre todo si nos centramos en los programas de entretenimiento que a menudo aparecen para plataformas móviles y tablets; ya sabéis, el tan quemado estándar de juego con scroll horizontal automático en el que debemos pulsar los botones adecuados en el momento preciso para esquivar enemigos, siendo quizás Canabalt (2009) el primero de la lista, o al menos, el que popularizó esta mecánica.
Sin embargo, Gaijin es capaz de aderezar con muchos condimentos esta fórmula, siendo esencial la introducción del componente rítmico; si estamos atentos a la música que suena en cada nivel, nos daremos cuenta de que todos y cada uno de los movimientos de evasión que debemos generar para evitar los obstáculos concuerdan con el ritmo de la melodía que suena, algo que nos puede evocar juegos del palo Rhythm Paradise, por ejemplo.
Nos bastará con echarle un vistazo a algunas capturas de pantalla para darnos cuenta de que el estilo visual de Runner 2 parece rendir pleitesía al estilo visual que exhibían ciertos títulos de la época de los 16 bits, con entornos rebosantes de creatividad, salpicados por gotas de humor ciertamente ácido e inundados por tonos pastel, que a mí, en concreto, me recuerdan a la mejor época de aquella fábrica de sueños que un día fuera Shiny Entertainment.
Lo cierto es que el mayor retro-homenaje viene en forma de cartucho de Famicom, un item que nos transporta a fases especiales cuya apariencia se ha diseñado a imagen y semejanza de los títulos de 8 bit de Nintendo; recordemos que en la primera entrega de Runner se incluían niveles parecidos, sólo que su diseño emulaba a los de la vetusta 2600 de Atari.
Finalmente, los enormes retos que propone Runner 2 al jugador acaban creando una atmósfera adictiva de superación constante, gracias a la dificultad ‘in crescendo’ de los niveles y a la inteligentísima utilización de los checkpoints en los que renaceremos de golpe tras caer al vacío. Superar cada nivel e incrementar el High Scorede cada fase se convertirá en un auténtico agujero negro de horas gastadas, agujero en el que por cierto, si cayera el irritante Charles Martinet, tampoco pasaría nada. Menos mal que Mario sólo habla lo justo y necesario.