Siempre resulta un placer hablar de los grupos de programación españoles de la era de los ocho bits, los cuales casi siempre se ocultaban tras la distribuidora de turno, en este caso Zigurat. La gente de Arcadia Software desarrollaron en su día tres arcades -como no podía ser de otra manera- en los que avanzar y destruir era nuestra máxima aspiración; sin embargo, si bien hay que decir que en Arkos y Curro Jiménez el desarrollo del juego podía llegar a hacerse monótono, con su tercer producto sí que dieron en la tecla; El Poder Oscuro debería permanecer escondido en el lugar de los buenos recuerdos de los que jugamos en aquella época.
El Poder Oscuro
Y antes de meterme en faena con el juego, procederé a contar una de las siempre simpáticas, vivarachas y a veces sonrojantes anécdotas que uno conserva de tan magna era del videojuego, ay, dorada y flamígera época del software hispano. Resulta que llegué tan contento a casa de mi abuelo tras adquirir este juego distribuido por Zigurat, pasando a cargarlo ipso-facto en el MSX que, en esos tiempos, se encontraba desplazado del cuarto en el que normalmente habitaba.
Seguramente provocado por la constante conexión y desconexión que conllevaba la mudanza del ordenador de una habitación a otra, el cable de alimentación no establecía contacto de forma óptima. Esto derivaba en que un par de veces, como en una vieja cinta de vídeo pasada a cámara lenta, el Spectravideo MSX teñía de rojo sangre la pantalla para, instantes después, apagarse por completo y volver a la vida segundos más tarde. Como chavalito de ocho años, yo interpreté buenamente que el juego tenía alguna anomalía, así que no pude disfrutar del mismo demasiado tiempo y acabé intercambiándolo en la tienda de Parodi y su eterno tupé, por el Paris-Dakar, también con el sello de Zigurat.
Me acabé arrepintiendo de tal movimiento tiempo después, cuando me dí cuenta del error en las conexiones, pero ya era demasiado tarde. Sin embargo, lo poco que pude jugarlo me cautivó; y es que si hiciéramos en algún momento uno de esos Top Ten que tanta polémica crean, en este caso dedicado a los enemigos más originales dentro de un videojuego, podríamos darle un lugar de honor en el podio a la oscuridad que devoraba la pantalla en el juego que hoy recordamos.
Así, al principio manejamos un gigantesco robot, mezcla asombrosa de Mazinger y Goldorak; su paso era lento y cansino, aunque poderoso y prácticamente imparable… si no fuera porque el camino está plagado de obstáculos pixelados que no hacían otra cosa que incordiar. Por ello, la solución para que nuestro mostrenco metalizado pudiera proseguir su camino era que liberase una cápsula en forma de aeronave, pasando el control del juego a dicho artilugio.
La nave tenía bastante movilidad, se movía en cuatro direcciones, siendo capaz no sólo de barrer la pantalla de izquierda a derecha, sino también de moverse a lo largo del eje vertical, si éste se encontraba libre. Sin embargo, esta nave también podía encontrarse zonas del mapa que le fuera imposible traspasar. El Plan C tomaba forma; C de Comando, el cual salía de la nave y se disponía a trotar y disparar como si de Arkos, el protagonista del Game Over de Dinamic, se tratara.
Por poner un ejemplo de los aprietos en los que podía ponernos el juego, el robot llegaba a un punto en el que un enorme abismo se abre ante sus pies; la nave es liberada y desciende por el agujero para explorar el subterráneo, a la par que esquiva extraños rombos asesinos -no se crean, hay muchos juegos de ocho bits que utilizaban esta arcana forma geométrica para representar a una criatura hostil; carne de Top Ten, sin duda-. Al tomar tierra, existe un pasadizo hacia la derecha demasiado estrecho, por el que se adentra el comando, en busca de un item capaz de desbloquear la situación…
El juego tenía un manejo ágil, movimientos rápidos y, como no, una dificultad endiablada; la barra de energía de cada personaje descendía a una velocidad vertiginosa, haciendo que la partida terminase si cualquiera de los protagonistas sucumbía, y cómo no, el Poder Oscuro devoraba cada pantalla sin prisa ni pausa, absorbiendo toda la vida que nos pudiera restar.
Como nota harto curiosa, algo que me llamó bastante la atención a nivel gráfico; en general, los sprites están bien diseñados, exhibiendo colorido en todas las versiones para las que se publicó… sin embargo, existe un sospechoso parecido en el diseño de algunos recursos gráficos del juego con los del anteriormente mencionado Game Over. No sólo me refiero al comando protagonista: si os fijáis bien, algunos proyectiles enemigos en forma de boomerang, las plataformas flotantes o incluso la mina con cuatro pinchos que aparece ocasionalmente… ¡son realmente parecidos a los que pueden verse en el juego de Dinamic! Homenaje, casualidad o vaya usted a saber, no es óbice para que su recuerdo siga estando a buen recaudo en nuestras mentes.
El dibujo de la portada me gusta mucho, tiene ese estilo tan particular de las ilustraciones de CF de los ochentas. Los gráficos del juego parecen muy buenos también.
Pero como siempre llegamos a la jugabilidad, y por el video se ve que era difícil difícil, el robot Mazinger no tenía ninguna posibilidad de esquivar nada!
Otro juego que no salió para C64.
A mí también me recordaba mucho el sprite del piloto y sobre todo las bombas que dejaban, tan características del Game Over, pero el juego es una pasada, mi preferido de Zigurat.