Comienzo hoy una serie de artículos sobre los ‘Fighting games’ que, por una u otra razón, se han salido de los cauces normales de su género en la historia del videojuego. El juego del que hoy os hablo es ClayFighter, y el motivo por el que lo considero ‘especial’ reside en el curioso material del que están hechos sus personajes: plastilina.
El videojuego de Interplay utilizaba la técnica denominada Claymation, que consistía en fotografiar uno por uno todos los movimientos de los muñecos de plastilina, para posteriormente digitalizarlos y conformar las divertidas animaciones de este título. Básicamente, esta técnica la hemos podido ver, por ejemplo, en los descacharrantes episodios de la serie Pingu, con su inolvidable música de cabecera incluída, o en el inolvidable The Neverhood.
Y hablando de música, la otra gran peculiaridad de ClayFighter residía en su banda sonora. Recuerdo quedarme gratamente sorprendido cuando introduje el cartucho en la Super Nintendo y comenzó a sonar una pegadiza canción ¡cantada! que comenzaba «Clay fighters, clay clay fighteeers» y duraba algo más de un minuto. Todo un hito por aquella época, en la que no estábamos acostumbrados a escuchar algo así en un cartucho de consola.
Personajes muy flexibles
Los personajes poseían bastante personalidad y estaban ampliamente diferenciados, aunque, como todo el juego, orientados a causarnos más de una sonrisa. Desde un espagueti con ojos saltones a Helga, una vikinga de armas tomar con casco y todo, pasando por el misterioso y ermitaño Bad Mr. Frosty, el muñeco de nieve, o el terrorífico Ickybud Clay, básicamente, un fantasma con una calabaza de Halloween por cabeza que toma su nombre de retorcer a Ichabod Crane, el famoso jinete sin cabeza de Sleepy Hollow. También había sitio para Elvis de plastilina, luchadores de Pressing Catch y payasos diabólicos. Una plantilla digna de ver.
Seguramente, el apartado jugable era lo más flojo de ClayFighter, ya que, aunque los personajes gozaban de varios movimientos especiales al más puro estilo Street Fighter II, la variedad de golpes y movimientos no era demasiado elevada, y tampoco era sencillo enlazar combos. Aún así, resultaba un título sencillo de jugar desde el primer momento.
ClayFighter recibió varias secuelas: C2 Judgement Clay también para Super Nintendo, parodiando a la segunda peli de Terminator, y ClayFighter 63 1/3 para Nintendo 64, y jugando con la original idea de ponerle el numerito dichoso a cada juego que saliera para dicha consola. El original era muy superior a sus continuaciones, que recibieron críticas bastante mordaces en su día.
Aún hace poco los chicos de Screwattack le dedicaron un vídeo. The Blob era muy perraco xd
Es el juego de lucha carismático por excelencia.
Como dice Jarkendia, The Blob era un amo xD