Regresa el tren de la bruja
Namco revive una vez más el espíritu de los arcades de pistola que tanto éxito tuvieran en los noventa. Encuadrada en este género y encumbrada una y otra vez como una ejemplar referencia para el resto de aspirantes, la cuarta entrega estrena este tipo de juegos para la next-gen de Sony. El pack de juego incluye la versión 3 de la GunCon. Por un lado, el aspecto del periférico parece demasiado retro, bañado por un naranja butano de principio a fin. Lo cierto es que puede asustar en un primer momento, ya que la pistola incluye seis botones y dos sticks analógicos, además de un considerable peso.
Fuera miedos, eh. Bastará con pegar unos cuantos tiros en el modo arcade de toda la vida para adaptarse a la situación. Al fin y al cabo, jugar las misiones clásicas de Time Crisis 4 nos resultará bastante familiar, esculpiendo con cada casquillo de bala la figura habitual del cúbrete-dispara-vuélvete a cubrir para recargar, mientras los enemigos lucen una puntería bastante dudosa, complementada con cierta mala leche cuando se acercan más de lo habitual para darnos p’al pelo.
Ahora bien, dicha adaptación conlleva la calibración correcta del periférico. Este proceso exige colocar dos sensores en las esquinas del televisor, así como conectarlos (al igual que la pistola) vía USB a la consola. Bastará con pegar un par de tiros a los lugares indicados y la GunCon hará las delicias del mismísimo Jack Bauer. Bajo mi opinión y tras la experiencia, no he tenido ningún problema de calibración o rendimiento, y si bien la pistola podría ser inalámbrica, el cable no llega a molestar lo más mínimo.
Exquisito tiro al plato y experimento irregular
Aunque lo he solapado entre los párrafos introductorios, lo cierto es que ya os he contado cómo va el modo arcade. Tenemos distintos tipos de armas, desde la simple pistola hasta un potente lanzacohetes; enemigos de varias clases, siendo la estrella una creación genética aberrante, a veces acucarachada y otras tipo ‘vampiro’. Poco original, al igual que los bizarros personajes, con cierto aire a lo Final Fantasy. Un argumento ochentero que, al fin y al cabo, resulta ser lo de menos cuando nos enfrentamos con la intensidad de las escenas scriptadas a bordo de un helicóptero derribando todo tipo de vehículos y máquinas enemigas, o al multiplicarnos cuando debemos movernos entre pantallas fijas y parar las hostiles oleadas.
Sin embargo, la apuesta más innovadora del juego se esconde dentro del modo FPS, que al fin y al cabo, será el que le de uso a los sticks analógicos implantados en la Guncon3. Así pues, no sólo debemos preocuparnos de apuntar con precisión y recargar, sino de desplazarnos con el stick izquierdo y mover la cámara con el derecho. Bien, pues tenemos dos problemas; el primero, que resulta harto complicado coordinar todas las acciones a la vez. No es culpa del juego, es por propia definición. El segundo problema sí podía haberse atajado, y es que el diseño de los niveles es extremadamente simple, prácticamente vacío.
Conclusiones jugables
Aunque hay que aplaudir cada atisbo de innovación en un mundillo donde ya parece haberse inventado prácticamente todo, lo cierto es que el experimento de mezclar un shooter en primera persona de toda la vida con la mecánica del arcade sobre raíles no ha cuajado. Buen intento.
Por suerte, el modo arcade raya a la altura de los mejores ejemplos del género, acoplándose a una GunCon3 que, a pesar de su dubitativa impresión inicial, acaba convenciendo por su solidez y eficacia, y por los antebrazos que vamos a echar mientras apuntamos a los cucarachos clónicos. Para seguidores del género, recomendado sin condiciones.