Big Karnak, el primer bombazo de Gaelco

Aunque la compañía se formó a mediados de la década de los ochenta, no fue hasta el año 1991 cuando se produjo el primer lanzamiento de peso —ya que, en realidad, existe un programa tipo trivial de preguntas y respuestas denominado Master Boy que vio la luz en 1986 sin cosechar excesivo éxito—. 

Se trata de un videojuego cuyo primer título o nombre provisional fue Faraón, algo que denota a las claras la temática en la que se encuadraría. El título definitivo fue Big Karnak y se trataba de un arcade de acción mediante scroll lateral, diseñado en gran medida por Toni López Yeste, un nombre que estaría ligado intimamente al trabajo de Gaelco por espacio de diecisiete años.

Tras hablar con Toni López me quedó bien claro que Big Karnak fue su proyecto más íntimo y especial y, por supuesto, su primera toma de contacto real con el mundo del desarrollo de juegos. Lo explicaba así: «A la hora de preparar Big Karnak, mi experiencia como usuario de videojuegos era prácticamente inexistente, así que lo primero que hice, una vez me propusieron preparar el guión del título, fue pasearme por varios salones recreativos y ver qué juegos había en el mercado para estudiarlos. Ghosts’n Goblins fue uno de los que estudié con más detenimiento. Mis referencias, por tanto, fueron juegos de recreativa de aquella época. No tenía ni ordenador personal, ni existía Internet, o por lo menos aquí. Fíjate que mi primer Amstrad no lo tuve hasta después de acabado este proyecto… (un modelo 464 de cinta)».

La referencia de Ghosts’n Goblins, la mítica aventura de Capcom con el caballero Sir Arthur, su armadura y sus calzoncillos, no está hecha a la ligera. Podría decirse que Big Karnak tiene mucho de su mecánica insertada en el armazón jugable de la placa. En lugar de caballero, nuestro personaje era un egipcio que debía destruir múltiples enemigos y superar obstáculos para alcanzar el final de cada nivel y eliminar al jefe fin de fase de turno. Como armas disponibles tenía el boomerang, el cetro de mando y la espada, además del cuerpo a cuerpo cuando no tenía ninguna para utilizar. 

El aspecto visual era bastante atractivo, aunque es cierto que algunas animaciones parecían demasiado forzadas. Aquí entra en juego la anécdota que nos contó personalmente Javier Valero, una de las cabezas visibles de Gaelco y responsable del hardware de la empresa: «Al personaje le llamamos el faraón cojo porque las animaciones no estaban muy perfeccionadas y parecía que cojeaba al caminar». A pesar de ello, lo cierto es que el trabajo de diseño -en el que también participó gente como el diseñador Xabi Arrebola- fue de notable alto. 

El juego, en sus primeros compases -cuando aún no había comenzado su implementación- estaba pensado para ser el doble de largo. Según Toni López, «La profundidad del proyecto inicial era mucho más ambiciosa. Había previsto en el guión ocho fases y se tuvo que recortar a cuatro». Hablando de guion, adjunto a continuación una captura del documento de guion original, cedido por su autor, Toni López.

Con todo, los cuatro niveles con los que fue lanzado el juego dieron bastante de sí, y hoy día sigue apeteciendo echar una partida en el emulador a Big Karnak, la gran puesta de largo de la compañía catalana.