Análisis Randal’s Monday

Análisis Randals Monday

Fue en la Madrid Games Week del presente año cuando logré tener la toma de contacto con la aventura gráfica que se han currado Juanan y Toni Pascual; como se suele decir, la primera impresión es la que queda, y en este caso me resultó agradable volverme a topar con las mecánicas y el estilo añejo de los clásicos juegos del género. Es cierto que realizar la comparación de un título moderno con las grandes referencias de la historia del videojuego podría parecer a todas luces pretencioso; nada más lejos de la realidad, puesto que uno siempre tiene que aprender de los mejores a la hora de plasmar sus propias ideas -algo que puede aplicarse a cualquier tipo de expresión artística-, y es evidente que los diseñadores de Randal’s Monday tienen muy presente el maravilloso legado de LucasArts, aunque mostrando en todo momento un enorme respeto a dichos títulos.

Este regreso al pasado de la aventura gráfica toma los cimientos más básicos del género para intentar seguirlos a rajatabla en pos de que el jugador se sienta completamente familiar, asiendo las riendas de una jugabilidad reconocible para todo aquel que haya disfrutado con títulos del calado de The Secret of Monkey Island o Day of the Tentacle. Voy a quedarme con la secuela de Maniac Mansion para fundamentar que toda buena aventura debe partir de una brillante idea que sirva como vehículo adecuado para ir colocando las diferentes secuencias de la que constará; en el caso de Day of the Tentacle, utilizar tres líneas temporales que se relacionan para resolver puzzles sigue siendo, en mi opinión, el mejor punto de partida del que haya disfrutado una aventura gráfica. Randal’s Monday se basa en la recreación de las desventuras de Bill Murray en Atrapado en el tiempo, obligando al jugador a revivir una y otra vez el mismo lunes -sin marmota de por medio-, pero manteniendo ciertas acciones de un día para otro, de forma que la trama avance y los enigmas puedan ser resueltos.

Y funciona bastante bien esta mecánica. Temí por unos momentos que pudiera caer en un ritmo demasiado repetitivo, ya que, al fin y al cabo, estás visitando los mismos lugares en cada uno de los siete días de que consta el juego. Los autores del juego van desbloqueando sabiamente nuevas localizaciones conforme se avanza, mientras que utilizan con mucho arte la reiteración de situaciones para ir deslizando chistes sobre ello; en ese sentido, Randal se hace querer gracias a su ácida personalidad, y a pesar de que a veces se pasa de cansino en sus peroratas sobre otros personajes, logrará sacarnos muchas sonrisas. Este humor negro remite claramente a Clerks, la película de Kevin Smith en la que nacieron personajes como Jay y Bob el silencioso, y el propio Randal, que en la versión internacional del juego es doblado por Jeff Anderson, el mismo autor que encarnó al personaje en el mencionado filme. Con todo, y como ya habréis deducido, la colección de sarcasmos que inventa Randal durante la aventura es un evidente guiño -una vez más- a los juegos de la compañía que fundara George Lucas.

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Las referencias a la cultura popular -con especial atención a películas, series y videojuegos de los ochenta y noventa- se convierten en las grandes protagonistas del juego. Las encontraremos en casi cualquier rincón de los distintos escenarios por los que se moverá Randal. Un enorme conjunto de homenajes, algunos de los cuales resultan especialmente inspirados, como la ficticia máquina de Polybius, la particular representación de HAL 9000 -la inteligencia artificial de 2001: Una odisea del espacio– o ciertos parecidos, en los que se lleva la palma la ocurrencia de Randal al relacionar a cierto psiquiatra con Carl Winslow, el policía de Cosas de casa. A veces, la sana obsesión de los autores por reunir a sus clásicos pop les traiciona, puesto que algunas referencias parecen estar colocadas ‘porque sí’, pero en líneas generales son detalles que disfrutaremos a la par que las vamos descubriendo.

En el plano técnico, Randal’s Monday es impecable. Su estilo de animación, tan cercano al de las series de Seth McFarlane, resulta sencillamente perfecto, y es una gozada comprobar cómo una gran cantidad de personajes secundarios reclaman su personalidad a través de lo expresivo de su representación visual y, por supuesto, de las líneas de conversación que tienen asignadas durante el juego. En el tema del doblaje no se ha escatimado, algo que sale a relucir al reconocer a actores tan consagrados como Ramón Langa, Pepe Mediavilla, Mar Bordallo, Carlos Ysbert o David Robles, que interpreta al protagonista. Todo se acompasa mediante cortes musicales plagados de guitarras y bajos, acompañando a la acción sin interferir, dejando todo el protagonismo a los extensos diálogos.

Análisis Randals Monday

Por último, y lo más importante en un juego del género, sus puzzles. Durante mi experiencia de juego, me he debatido entre el aplauso y el levantamiento de ceja. Existen enigmas colmados de inspiración, en los que la combinación de diversos objetos con los personajes desbloquean el atasco en el que nos encontrábamos, a la par que soltamos un sonoro «pues claro que era así»; son los mejores momentos de Randal’s Monday, esos en los que nos damos cuenta de que la luz se nos ha encendido gracias a cierto diálogo que mantuvimos minutos antes, y, por unos instantes, nos encontramos más cerca que nunca de la época dorada de la aventura gráfica.

Por desgracia, también llegaremos a cabrearnos cuando resolvamos un puzzle mediante un desesperado ensayo-error, ya que no ha habido manera de encontrarle ninguna lógica a la utilización del objeto en cuestión. Por poner un ejemplo, hay una ocasión en la que debemos preparar un cóctel explosivo para que se lo beba cierto personaje, y nuestra misión será localizar sus ingredientes. En ese punto, el juego no nos da indicios sobre los componentes del brebaje, y algunos de ellos resultan realmente absurdos. Quizás hubiera venido bien una lista que nos marcase un poco la pauta a seguir para cada ingrediente, al estilo de la lista de partes del cuerpo necesarias para el muñeco vudú de Monkey Island 2.

En términos generales, y haciendo una imaginaria media aritmética, la configuración de los puzzles ofrece un reto notable, combinando a ratos calidad, a ratos ingenio y un par de cucharadas plenas de momentos ciertamente frustrantes. Ya como resumen final, no me queda más que agradecer a Juanan y Toni el esfuerzo desempeñado durante su desarrollo, algo que ha dado sus frutos en forma de un regalazo indispensable para los amantes de las aventuras point’n’click de toda la vida. Su mayor logro es hacer sentir al jugador que ha retrocedido en el tiempo sin necesidad de utilizar un DeLorean.

Randal’s Monday no es perfecto, pero consigue ofrecernos una enorme satisfacción viviendo durante siete lunes seguidos. Y eso tiene mérito, mucho mérito.

 

Publicado por

Pedja

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