Retrovisión: Magic the Gathering Microprose

Los aficionados a las cartas de Magic siguen perdurando, tras el paso de los años; aunque parece que dicha moda viene y va, se hace fuerte a ratos y desaparece en otros, los coleccionistas del juego de Wizards of the Coast permanecen siempre a la espera de una nueva confrontación con algún hechicero que sea capaz de retar a su poderoso mazo, forjado a lo largo de los años mediante cartas ganadas y cientos de sobres comprados que valían su peso en oro.

Hace poco que se ha lanzado Duels of the Planewalkers en el bazar de Xbox Live, en una nueva edición electrónica de Magic. Por ochocientos puntos podremos disfrutar de un interfaz bastante adaptado al control de la consola, y con toda clase de comodidades para que el desarrollo de los turnos en las partidas sea ágil y sencillo. Sin embargo, la primera adaptación a videojuego data de 1997, cuando se lanzó Magic the Gathering Microprose aceptó el reto de trasladar los naipes mágicos a ordenador, corriendo bajo Windows 95.

Magic the Gathering Microprose

Magic: the Gathering proponía una inteligente vuelta de tuerca al simple hecho de montar duelos de baraja contra baraja. En este caso, nuestro avatar era un hechicero que debía desplazarse a través de un mapa que representaba a Shandalar, uno de los múltiples planos de los que consta Dominaria, el universo creado por WOTC para encuadrar al elenco de criaturas que ilustran las cartas.

Así, nuestro camino partía con un pequeño mazo de iniciación, a partir del cual debíamos construir la baraja definitiva para derrotar al brujo Arzakon, el enemigos final y poseedor del poderoso mazo de los cinco colores. Durante el juego podíamos recorrer peligrosas mazmorras, en las cuales se escondían recónditas cartas que nos serían de gran ayuda para evolucionar nuestro juego.

Magic the Gathering Microprose

En dichas cuevas podíamos toparnos con enemigos, cuyo contacto simplemente derivaba en la resolución de un duelo; el duelo estaría marcado, en ocasiones, por circunstancias especiales: a lo mejor, atacar a un enemigo de fuego y mazo rojo en un entorno infernal hacía que dicho enemigo tuviera más puntos de vida que los habituales veinte con los que todo el mundo comenzaba; de este modo, si los derrotábamos, conseguiríamos más cartas que añadir a nuestra particular biblioteca.

Además, el componente RPG se añadía a la dinámica de juego, de modo que podíamos entrar en ciudades y vender cartas para comprar comida -así podíamos desplazarnos rápidamente por el mapa- o directamente adquirir cartas que nos interesasen. También podían asignarnos quests que amenizaban el objetivo principal de acabar con los cinco magos -cada uno defendiendo su color- y con el brujo final.

Magic the Gathering Microprose

La interfaz de juego no estaba nada mal para ser, digamos, el primer intento de trasladar este divertimento a ordenador. En la pantalla se podía ver la representación de nuestra mano, las cartas en juego, la biblioteca y el cementerio. Si acercábamos el ratón a una de las miniaturas de carta, ésta se ampliaba de manera que pudiésemos ver por completo el texto de dicha carta para conocer su ataque y defensa y sus características especiales.

El programa era capaz de simular perfectamente el paso de las fases propias de una partida de Magic, saltando directamente aquellas en las que no pudiera hacerse nada -por ejemplo, fase de combate sin criaturas en juego-, y emulaba con nota el efecto de todas y cada una de las cartas incluidas en el juego, pertenecientes a la Cuarta Edición; la biblioteca, por cierto, contaba con doce cartas exclusivas -denominadas Astral Set-, creadas de forma especial para este juego.

El gran error de la edición inicial de este Magic fue la ausencia total de multijugador, además de varios bugs que lastraban su funcionamiento, entre ellos, el necesitar una versión concreta de Windows 95 para ser lanzado. Tras su lanzamiento, se lanzaron un par de expansiones -curiosamente, la segunda se llama de forma idéntica al juego lanzado en Xbox Live– y una herramienta llamada ManaLink, que permitía por fin la interconexión con otros jugadores vía Internet, aunque nunca llegó a funcionar del todo bien.

Magic the Gathering Microprose

De todos modos, el juego no consiguió alcanzar las expectativas creadas en MicroProse, siendo el comienzo del fin para esta mítica compañía, cuyo estandarte, Sid Meier, participó en el desarrollo de Magic poco antes de abandonar el barco y fundar Firaxis.

A pesar de todo eso, conozco a mucha gente que aún sigue teniéndolo instalado en sus equipos. Me incluyo y reto al que guste con mi baraja devastadora, combinación de rojo y negro y, por supuesto, repleta con unos cuantos artefactos Mox’s.