Quién más, quién menos, todo aquel que frecuentara algún salón recreativo de finales de los ochenta / principios de los noventa, seguramente realice una asociación mental rápida cuando se le mencione cierto juego, el cual tenía su punto picante y en el que el protagonista era un rombo, forma inequívocamente asociada a contenido para adultos, sobre todo si dicha forma iba en pareja. Destapar chicas se convertía en un juego, y el verbo destapar se utilizaba en el sentido absoluto de la palabra.
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