La noticia del fallecimiento del maestro nos golpeó a todos hace escasos días. A todos los que pudimos disfrutar de la extensa e imperecedera obra de Azpiri, cuyo pincel no era otra cosa que un caleidoscopio de piedras de colores que representaban las distintas manifestaciones de la fantasía, desde la ciencia ficción hasta la espada y brujería, e incluso atreviéndose con la ficción histórica. El arte de Azpiri dotaba de sensualidad a cada uno de sus dibujos y lograba que tales piedras de colores fueran inequívocamente reconocibles para los que teníamos el placer de observar sus creaciones.