A veces nos ocurre. A los jugadores veteranos que hace años nos pasamos por los añorados salones recreativos, o por cualquier bar o tasca que dispusiera de un rincón apartado en el que depositar una cabina arcade con vete-tú-a-saber qué juego rulando todo el día, nos suele pasar: la memoria nos salta con una especie de teaser-trailer escogido con escenas sueltas de cierto juego aderezadas con tres o cuatro notas musicales, residuos remotos escondidos en algún lugar del banco de memoria del que disponemos en nuestra cabeza.
Rough Ranger
Y el otro día me vino a la mente cierto programa, el cual acabo de encontrar gracias al buscador que todo lo sabe. Recordaba un desarrollo de acción con scroll horizontal, muchos disparos y, sobre todo, la melodía clásica del Bolero de Ravel. Una combinación tan bizarra que desembocara en la falsa sensación de que mi cerebro había tomado varios fragmentos de aquí y de allá y los había unido en una simpar mescolanza. Nada más lejos de la realidad: el juego existe. Y lo más llamativo es la curiosa leyenda que arrastra.
El juego se llama Rough Ranger y fue manufacturado por la compañía coreana SunA Electronics en 1988. Yendo directos al grano, se trata de un ejercicio de copy-paste brutal de Rolling Thunder, un arcade de acción de cierta importancia, desarrollado por Namco un par de años antes de que naciera el engendro asiático del que hoy os hablo. Ciertamente, la mecánica del juego es idéntica. En el juego de Namco manejamos a Albatross, miembro de la organización de espías denominada Rolling Thunder, y su misión es rescatar a una compañera espía que ha sido raptada por unos malhechores en la ciudad de Nueva York.
Comparativa Rolling Thunder (arriba) y Rough Ranger (abajo)
Si os fijáis un poco en la comparación, no cuesta demasiado detectar la inspiración de los coreanos, especialmente en las animaciones de los personajes, tanto de los protagonistas como de los curiosos enemigos que pululan por el juego. Oigan, también hay que darle mérito a SunA, ya que en Rough Ranger podemos jugar dos personas de forma simultánea, algo que siempre era un aliciente especial en una máquina arcade.
Y podían jugar dos porque los protagonistas eran una pareja de duros comandos que, quizá, pasaban demasiado tiempo juntos. Hombres de pelo en pecho que se lanzaban a cumplir su misión con el torso desnudo, ataviados con sus coquetas gorras, en plan machotes. Se dice, se cuenta y rumorea, que estamos ante el primer videojuego arcade con protagonismo gay distribuido en Estados Unidos. Ojo, lo considero un rumor porque no hay ninguna prueba fehaciente de que el juego se promocionara con tal eslogan.
Aprovechemos que estos trolasos están pelando la pava
Sin embargo, los indicios seguramente vengan de la indumentaria de los protagonistas, de la pasividad con la que dejan que rapten a su compañera en la escena introductoria del juego, en la que dos enemigos se cuelan en una bella estampa en la que nuestros amigachos se encuentran sentados en una mesa, uno frente a otro, y ensimismados no dejan de mirarse, tanto que no se coscan de que su amiga va a ser raptada. Y eso que uno de los raptores se pega un zapateado encima de la mesa. Let’s go rescue Her! Si hay que ir se va…
Mención aparte para la pinta que gastan los enemigos. Es verdad que en Rolling Thunder teníamos encapuchados hostiles ataviados con máscaras de colores chillones. Bien, en Rough Ranger, los enmascarados son sustituidos por una especie de policías futuristas, con casco incluido y botas altas, por supuesto también coloreados de forma extravagante, disfraces muy dignos para un videoclip de los Village People.
Y aquí enlazo con el dato que sustentaba mi recuerdo, el que os conté en el primer párrafo: sí, el Bolero de Ravel. La acción desenfrenada y loca del juego se complementaba con melodías de corte clásico en un contraste tan elevado que ríase usted de la boda de la Duquesa. Además del mencionado Bolero también podríamos escuchar durante la partida otras piezas de incalculable valor como la Tocatta y Fuga en Re Menor de Johann Sebastian Bach. Fijo que estaría revolviéndose en su eterno lecho de haberse enterado de tamaña afrenta.
Eh, compi, que el avión pierde aceite…
Posiblemente nunca se lleguen a tener pruebas concretas del pretendido homenaje al protagonismo gay, pero disparar a cientos de enemigos fans de Village People mientras los protagonistas, dos auténticos trolasos, danzan ballet al son de la música, es una experiencia que difícilmente tenga parangón en la historia del videojuego. Como rezaba el Flyer promocional del juego, «Only two men can do the job».
Pues sí que me creo que exista este juego, de hecho yo lo he jugado y recordaba lo mismo que tú: copia descarada del Rolling Thunder y sobre todo la música del bolero de Ravel. Me has alegrado el día porque llevaba buscándolo bastante tiempo, no porque el juego fuese bueno o malo, pero tenía la espinita clavada porque no lo localizaba ni siquiera en el famoso buscador, y además creo que en aquella época me gustaba. Ni idea del tema gay aunque claro yo debía tener unos doce años por entonces. Saludos.