Como llevo unos días de curro hasta arriba, finde incluido, he solicitado de nuevo la ayuda del amigo Spidey para que nos entretenga un poco con otro clásico de clásicos, uno de los primeros One Vs One de éxito de la historia. Y con gran reclamo en portada, por supuesto. Todo un bárbaro con nosotros…
Palace Software era una desarrolladora poco prolífica en cuanto a cantidad de juegos lanzados, con la particular peculiaridad de que cada uno de sus programas solía levantar una polvareda de la que prácticamente nadie podía permanecer indiferente. Nombres como Cauldron, La Armadura Sagrada de Antiriad o Stifflip & Co no pasaban desapercibidos para nadie, gracias a una calidad sin parangón de la que, por supuesto, también hacía gala el título que hoy nos ocupa: Barbarian, The Ultimate Warrior.
Programado originalmente en 1987 para el inefable Commodore 64, Barbarian ponía en pantalla un esquema de juego tan básico como infalible aún a día de hoy: dos guerreros espada en mano, un cara a cara en el que sólo la muerte de uno de los contendientes delimitará el final del combate. A la usanza de los más clásicos juegos de lucha one vs one, Barbarian planteaba una pelea fenomenalmente realizada, con multitud de letales movimientos (al igual que ciertas maniobras de defensa y esquiva) capaces de otorgar a la refriega de una intensidad directamente proporcional a la diversión que ofrecía el buen diseño de la jugabilidad.
El punto álgido de cada combate venía del afán por cortarle la cabeza al rival. Palace había posibilitado el poder decapitar al enemigo gracias a un devastador movimiento que acababa con nuestro filo sobre cuello ajeno, llevando a nuestras pantallas una escena que por entonces se mostraba a todas luces turbadora. La cabeza caía al suelo mientras el cuerpo del enemigo se precipitaba de forma definitiva, cuando un infame goblin hacía acto de aparición para arrastrar los restos, pateando la cabeza en pos de llevársela fuera de la pantalla. Todo un acontecimiento que se nos antojaba mil veces más espectacular que acabar con el maloso de turno a base de irle mermando sus puntos de vida. Definitivamente, uno de los “momentazos” que pasarán a la historia del mundo del videojuego.
El morbo seguía acompañando al juego en la forma de su espectacular carátula, bien promocionada por la época para beneficio de miles de virginales ojos masculinos. Lejos de recurrir a la ilustración de turno, Palace Software fotografió al actor William Van Wijk (famoso por su actuación en el programa “Gladiators” de la televisión británica) ejerciendo de musculoso bárbaro, acompañado por la voluptuosa, polifacética y ciertamente espectacular Maria Whittaker.
Sus escasos atuendos aceleraron las pulsaciones de más de uno, convirtiéndose fulminantemente en una de esas imágenes capaces de vender un producto por sí solas. Decir que a la señorita Whittaker también la pudimos ver en la portada de Barbarian II y, con menos ropa aún, en el notable Cover Girl Strip Poker… no apto para cardiacos.
Con todo, lo genial de Barbarian era que teníamos mucho ruido y muchísimas nueces, puesto que el juego en sí era rotundamente genial. Las breves pero geniales melodías del añorado Richard Joseph, sus magníficos gráficos refrendados por unas excelentes animaciones marca de la casa (sólo hay que recordar las de Antiriad) solo eran un detalle más de la magnificencia del programa.
La varita mágica tras todo esto la tenía Steve Brown, que anteriormente había desarrollado los dos juegos de Cauldron. Basándose en las ilustraciones de Frank Frazetta y en el universo de Conan, Brown y su equipo (con Stanley Schembri al código y Gary Carr a cargo de los píxeles) “capturó” de forma artesanal decenas de movimientos de espada, muchos de ellos sacados de la película “Conan el Destructor”.
Implementándolo todo con un arte inusual, Barbarian resultó ser una maravilla absolutamente adelantada a su tiempo, no tardando en ser convertido al resto de ordenadores de la época (salvo al MSX) obteniendo sobresalientes traslaciones, bastante similares todas ellas. Muy ciega tenía que estar la prensa de la época para no alabar las interminables virtudes de este juegazo. No le faltaban premios ni buenas palabras al buen hacer de Palace, pero tampoco le faltó su indispensable dosis de polémica.
En nada se queda la publicación del juego en Estados Unidos (vía Epyx, cambiándole el nombre a Death Sword) al lado de las pudorosas cartas de ciertos lectores del magazine Electrón User, acusando a la publicidad de Barbarian de “fea pornografía” y criticando el mensaje machista de la famosa imagen de marras. La Bundesprüfstelle für jugendgefährdende Medien alemana consiguió que Palace no lo publicara en Alemania por sus violentas escenas. Y más situaciones del estilo que, en todo caso, afectó más que positivamente a las ventas, arrasando allá donde fuera publicado.
Barbarian, The Ultimate Warrior (coletilla añadida para no confrontar el nombre con el ya por entonces registrado “Barbarian” de Psygnosis) sigue siendo un lujo jugable a día de hoy. Además de divertir lo suyo enfrentándonos ante los ocho bárbaros del diabólico mago Drax, el juego de Palace sigue encandilando cuando nos vemos las caras con un amigo, siendo sorprendentemente tan divertido como cualquier Street Fighter actual… ¡Y es que no hay nada mejor que cortarle de un tajo la cocorota a tu vecino!
Y que lo digas Spidey…. un VICIO de juego que todavía no ha pasado de moda ni perdido vigencia. ¡No estaría mal un remake para las consolas actuales! Pero sin magias de por medio, estilo Soul Calibur pero mas «a lo realista»….
Maria Whittaker…. [babas]
Y el juego muy bueno, yo lo tenía en C64
Si mal no recuerdo, Titus u otra compañía francesa publicó en la era PS2 una especie de remake de BARBARIAN, aunque los resultados no fueron como para tirar cohetes, y se perdía bastante de la esencia del original.