Carlos Sainz, el mítico -por muchos motivos- piloto de rallies tuvo su momento de gloria en el mundo de los videojuegos. Zigurat, a través del grupo programador Arcadia– fue la compañía encargada de trasladar su famoso modo de conducir a nuestros sistemas de entretenimiento doméstico. El videojuego era entretenido y tenía detalles destacables. Incluso nos podían descalificar por atropellar al público. Ya os digo, mítico.
Allá por el año 1990, Zigurat apostó fuerte por el deporte confiando en las licencias de dos figuras del motor, que además, eran españolas. Nada más y nada menos que Sito Pons y Carlos Sainz. Y es que en nuestro país vendía mucho eso de ver en portada a nuestro ídolo deportivo particular. Que se lo digan a Topo y su Butragueño, o a Dinamic y al recordado Fernando Martín, dos de los juegos más vendidos en nuestro país.
Carlos Sainz recrea el Campeonato de Rallies viajando por los circuitos más famosos del torneo. Cada circuito tiene su propio entorno, variando entre escenarios urbanos, selváticos, desérticos e incluso completamente helados. La recreación gráfica de los mismos es de lo mejorcito del programa, ya que se agradece la cantidad de detalles que aparecen en cada uno de los tramos.
El coche de Carlos es un Toyota Celica Turbo 4WD, y con él atravesaremos siete rallies distintos: Montecarlo, Portugal, Acrópolis, Mil Lagos, San Remo, Cataluña y el RAC para finalizar el campeonato. Para lograr avanzar en el juego y no quedar entre los últimos del campeonato habrá que afinar con la puesta en punto del Toyota. Resulta curioso y es digno de mencionar los toques de simulador que introdujo Zigurat, puesto que el elegir adecuadamente los neumáticos y la suspensión del coche incidía directamente en los resultados de la carrera.
Aunque la lógica era bien simple -neumáticos rayados para la lluvia, con clavos para la nieve, etc…- es digno de agradecer, al igual que la posibilidad de cargarnos el coche si conducíamos a lo loco. Cada vez que sufríamos un accidente, colisionábamos con algun obstáculo -atención con las matas de hierba, más duras que la cabeza de Luis Moya– o nos pasábamos de frenada, el sistema nos comunicaba el porcentaje de daño que había sufrido nuestro Toyota. Especialmente divertido era el quedarse sin frenos en mitad de un rally.
Parece que todo salía a pedir de boca en este simulador; sin embargo, los errores existían, y no eran cualquier cosa. El manejo del coche se hacía bastante complicado, puesto que el scroll y el movimiento no era todo lo suave que desearíamos -en Amstrad CPC era pasable, pero en Spectrum y MSX era directamente horrible- lo cual producía una respuesta leeeenta del coche a nuestras pulsaciones de teclado. Un simulador es mucho más exigente que un arcade, no lo pongo en duda, pero hubiera hecho falta más rapidez de movimientos para afinar con los diabólicos diseños de cada uno de los tramos. A veces parecía más un juego de habilidad que otra cosa.
Aún así, uno se acostumbraba, con mucha paciencia, al control del Toyota. La dificultad era muy elevada por todo lo que os conté en el párrafo anterior y convertía en todo un reto marcar buenos tiempos en cada uno de los circuitos. Me pareció un buen programa que, con un poco más de acierto a la hora de emular el manejo del coche, hubiera podido convertirse en un sobresaliente. Lo que sí resulta impagable es la frase de Game Over: ‘Descalificado por conducción temeraria’. Mucho mejor que ‘Trata de arrancarlo’.
El Carlos Sainz!!!!… este es el verdadero precursor de los World Rally de Gaelco!!!….
Un juego superdificil, siempre preferí el Sito Pons
Joder, que buenos recuerdos me trae. Sobre todo cuando llegaba al final del scroll por un lateral, generalmente en una curva cerrada, ibas a toda leche, tirabas del freno de mano y el coche salía como una bala hacia el otro lado (por una parte por la velocidad que llevaba y por otra por no tener que hacer scroll la pantalla hasta que el coche pasaba de la mitad, lo que aceleraba toda la parte de dibujado de gráficos). Y mira que a mi no me gustan demasiado los juegos de carreras, pero para mi este, el sito pons y el paris dakar son de las mejores experiencias en ese sentido que he tenido nunca.