Review Metal Gear Solid 4

MGS4

Cuando Konami me envió la última entrega de Metal Gear, la recibí con algo de escepticismo, como suelo hacer con aquellos juegos que se llevan oleadas de dieces a lo largo y ancho de diversas publicaciones especializadas, una corriente muy extendida en los últimos tiempos. Sin embargo, a la hora de escribir mi opinión sobre él, y siendo cien por cien objetivo, tengo que reconocer que me ha convencido de medio a medio.

Y tengo que reconocer que la saga Metal Gear Solid no ha sido nunca de mis favoritas. Si bien los primeros Metal Gear para MSX sí que están entre mis preferidos, sobre todo teniendo en cuenta la plataforma en la que salieron, los juegos con la etiqueta «Solid» me han parecido siempre juegos demasiado ‘específicos‘ para cierto tipo de público; su bautizado estilo «Tactical Espionage Action» tenía mucho de Tactical, algo de Espionage, y un Action demasiado precario. En MGS 3, en especial en su iteración Substance, se mejoró bastante en ese sentido.

MGS 4 es la consagración de la saga Solid, y a mi modo de ver, el mejor juego de todos ellos y por mucha diferencia. Hideo Kojima vuelve a lucirse a la hora de presentarnos una historia llena de recovecos, vuelcos y suspense hasta el final, con una presentación y una fotografía sin parangón en su género. Pero hay que advertir al jugador: el metraje de cinemáticas es grande, muy grande. Si cronometrásemos el tiempo que tardamos en verlas todas y lo comparamos con el total de horas que dedicaremos a la parte jugable en sí, veríamos que no distan demasiado una parte de la otra.

Y hay que decir que, a pesar de las virtudes cinematográficas de Kojima, resulta sorprendente cómo retuerce una y otra vez los mismos conceptos, regocijándose en el detalle, para no contar nada nuevo, nada revelador. Una escena donde lo más importante es que Sunny no sabe hacer huevos fritos puede durar un cuarto de hora tranquilamente; y más adelante, en sólo un par de segundos nos cuentan algo similar a las constantes vitales de Bruce Willis en El Sexto Sentido. Les guste o no, es el estilo Kojima.

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Sólida jugabilidad

Lo dicho: jugar con Old Snake resulta una experiencia mucho más enriquecedora que en otras ocasiones, sobre todo, debido a su carácter abierto, escasamente lineal. Por primera vez tenemos la opción de tomar parte entre sigilo y acción directa, siendo las dos igual de efectivas.

Para conseguirlo, el control y la cámara se han ajustado para acercarlos a los mejores juegos de acción; así, cuando apuntemos al enemigo, la perspectiva será muy similar a la de Resident Evil 4, y además tendremos la opción de apuntar en primera persona y movernos a la vez, recordando a Call of Duty 4 por momentos. Por otro lado, la impresionante variedad de armas, con un arsenal envidiable y la posibilidad de personalizarlas hasta la extenuación también es digna del mejor shooter que podamos recordar.

Esta libertad de acción que tanto eché de menos en anteriores iteraciones de la saga es lo que hace que cada partida sea diferente, que la reacción que causemos en los soldados enemigos multiplique las variables de juego y que las conocidas opciones de sigilo como la mítica caja de cartón o la socorrida taquilla metálica se complementen a la perfección con el «ir a saco». Reforzando la habilidad de Snake para pasar desapercibido, se presenta en sociedad el OctoCamo, que convertirá al viejo héroe en un perfecto camaleón. Otros cachivaches como el parche biónico del terror o el robotín Mk II seguirán engrosando las múltiples posibilidades de juego.

Naturalmente, el diseño de los niveles o «actos» contribuye al éxito jugable, con ciudades inmersas entre guerras de facciones, en la que podremos aprovecharnos de la confrontación para quitarnos hostiles de encima; en el tercer acto, más cerrado, se reforzará algo más la jugabilidad de antaño, mientras que en los dos últimos asistiremos a encarnizadas batallas y reencuentros con algunos de los personajes más carismáticos de la saga.

MGS4

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Gráficamente, MGS4 cumple con las expectativas por lo general, aunque no llega a consagrarse como el gran pelotazo de la técnica que se prometía hace unos meses. Sí es verdad que la recreación de animación facial es soberbia, que las animaciones son fluidas y suaves -aunque parecen las mismas que ya vimos en Playstation 2- y que en algunas localizaciones las texturas y la iluminación que las baña son de auténtico lujo.

Sin embargo, conforme avanza el juego nos toparemos con algún bajón que otro a nivel visual; ¿es esto la consecuencia de la decepción de Kojima con el hardware de Playstation 3? No lo sabemos, pero lo cierto es que no se cumple eso de que MGS4 iba a adelantar a todo lo visto hasta ahora. En cualquier caso, chapó para el Kojima Team en la integración de las cinemáticas -realizadas íntegramente con el engine del juego- con la acción jugable.

Respecto al audio, tenemos otra obra maestra en forma de BSO gracias al maestro Harry Gregson-Williams. Sólo puedo decir que cada corte musical queda perfecto para cada momento en el que suena. De matrícula de honor. Por cierto, nos quedamos sin doblaje al castellano y sin Alfonso Vallés -disponemos únicamente de subtítulos en español-, pero David Hayter sigue siendo el puto amo. En general, intachable el apartado sonoro.

MGS4

Conclusiones

Metal Gear Solid 4, Guns of the Patriots; la que parece ser la última entrega de Snake -empero, nunca hay que descartar nada- significa la culminación de un estilo de juego que por fin ha encontrado su perfecto equilibrio entre hacer las cosas sin dejar huella y formar la de Dios es Cristo, con un control sencillamente perfecto y un planteamiento sin fisuras.

Eso sí, la historia es larga y rebuscada, y más aún si contamos algunas de las paranoias ‘made in Kojima’; nos hará falta haber estudiado las tres anteriores entregas para comprenderlo -en la Store puede bajarse la enciclopedia Metal Gear, si es que están en todo-, pero aún así merece la pena. Un Metal Gear a la altura de las circunstancias a todos sus niveles de diseño, y jugablemente hablando, el más satisfactorio de todos.

MGS4 Nota 9