Review Everybody’s Golf: World Tour PS3

Everybodys Golf

Un poco de historia: Golf

El videojuego de golf propiamente dicho no es algo que vayamos a descubrir a estas alturas. Desde las entrañas más profundas de la historia del videojuego podemos rescatar a principios de los ochenta el Golf para Atari 2600, que ya comenzaba a explotar la vertiente Mini-Golf de este noble deporte. Dando un salto desde atrás hacia delante, nos damos de bruces con todo un punto de inflexión para este tipo de juegos. PGA Tour Golf de Electronic Arts sienta las bases del género con su interfaz de tres clicks: comienzo, potencia y colocación. Esta auténtica metáfora del golpeo de bola pervive hasta nuestros días, donde el flamante Everybody’s Golf: World Tour que estamos viendo hoy se va a convertir en un auténtico referente.

El logro más importante de la saga Minna no Golf -nombre del presente juego en Japón- es acercar a toda clase de públicos a un deporte que siempre ha sido considerado demasiado ‘elitista’. Para ello, el programa del estudio Clap Hanz pone todo de su parte: el diseño rezuma la palabra cute en todo momento, con personajes muy del estilo manga, tanto en su apariencia como en sus gestos. En general, visualmente asistimos en todo momento a un baño de color que nos hace recordar a los anuncios del Sony Bravia, donde este juego no desentonaría en absoluto.

Los escenarios representan diferentes tipos de entornos, así como condiciones climatológicas cambiantes, contribuyendo a la sensación de variedad que reina dentro del juego. Aunque están correctamente representados, son los personajes los que se llevan la palma, con todo tipo de detalles, gestos y animaciones. También contribuye, y mucho, la estupenda localización al castellano que se ha realizado, con voces ampliamente reconocibles dentro del mundo del doblaje. Siempre desde un punto de vista desenfadado, consiguen conectar con el jugador y eliminar la seriedad que parece poseer como íntrinseca el juego del Golf.

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Abierto para todos, reservado a los mejores

El aspecto jugable es la piedra angular que hace asentarse a Everybody’s Golf: World Tour como un acontecimiento social, desmarcándolo ampliamente de lo que podría ser un simple juego deportivo. Es lo menos que puede decirse de un programa que consigue multiplicar los beneficios jugables que pueden aportar tres simples pulsaciones de botón. Porque si quitamos el posterior efecto de golpeo, el estudio de la jugada a vista de pájaro y la colocación orientada de nuestro personaje, nos quedamos con los tres clicks que lleván utilizándose desde tiempos inmemoriales. Y para la ocasión, se ha remozado el sistema de manejo; en los anteriores títulos de la saga, veíamos un medidor para controlar la fuerza del golpe. En esta ocasión, el control es más visual e intuitivo, a la par que más exigente.

Así, para determinar la fuerza tras comenzar el golpe, debemos parar la animación del golfista en el momento adecuado. Cuanto más incline el palo, más potencia se imprimirá. Acto seguido debemos espabilar para determinar que la bola no se desvíe de la trayectoria que escogimos previamente con la orientación del jugador. Se hace necesario detener un círculo que aparecerá dentro de otro, en cuestión de décimas de segundo. Si somos muy lentos o demasiado rápidos, la pifia será monumental. Y aunque parezca más complicado que el sistema original, podremos imprimir un ‘extra’ de potencia un número limitado de veces por partida, algo que puede otorgarnos ventaja si logramos dominar el sistema de control.

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Conclusiones jugables

Si unimos el control con los seis circuitos que incluye el juego, repletos de obstáculos y buen gusto a la hora de diseñar, y metemos en la coctelera todos los beneficios que aporta el desenfadado y cuidado apartado gráfico, arrojaremos un poco más de luz sobre la capacidad de enganche que ejerce Everybody’s Golf: World Tour sobre cualquier jugador que se acerque al mismo. Por mi parte, tengo que decir que nunca me había enganchado ningún juego de golf. Y sin embargo, ahora llevo picado unos cuantos días para intentar desbloquear todos los personajes, trajes, objetos y caddies y posteriormente aprovecharlos en el currado modo online, donde cada día se disputan campeonatos a go-go.

Y para concluir, algo realmente importante. Hemos visto a Everybody’s Golf: World Tour desde la perspectiva del jugador casual que se acerca inocentemente al juego y cae atrapado en su red. Tomamos este prisma y lo volvemos del revés, como si fuéramos auténticos fans del golf, incluso puristas. ¿Sigue siendo recomendado? La respuesta es un rotundo sí, puesto que su comentado acercamiento desenfadado no impide disfrutar de la esencia del juego, que una vez destapado de tanto colorido, no es otra que la del deporte favorito de Seve Ballesteros. Da igual de qué forma lo mires. El juego es de chapó.

Nota Everybody’s Golf World Tour: 9

Publicado por

Pedja

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