Review Risen 2 Dark Waters

Risen 2 mezcla el género del RPG a través de vastos escenarios, subidas de nivel y combates en tiempo real con la temática pirata. Parece un cóctel de lo más apetecible, y mi colega Spidey acaba de analizarlo de forma metodológica. Aquí os dejo sus impresiones.

A buen seguro que si en su momento disfrutaste del más que notable Risen, estarás esperando como agua de mayo esta secuela. Y es que todos sabemos cómo son en Piranha Bytes, que desde aquel primer gran Gothic no han dejado de surtir a los usuarios de magníficos ejercicios RPG de primer grado. Con todo, baste decir que la experiencia del juego original no es en absoluto relevante para hacernos con esta segunda entrega, ya que nos toparemos de sopetón ante una situación que en poco o nada hace referencia a lo acontecido anteriormente.

Así, nuestro “héroe sin nombre” comenzará Risen 2: Dark Waters formando parte de La Inquisición -uno de los bandos del anterior Risen– después de que los titanes hayan arrasado la tierra; y sin apenas tregua, el destino nos encomienda acabar con un monstruo marino que está asolando a todos los navíos que se atreven a navegar por los mares del sur.

Como no podría ser de otra forma, el universo que propone Risen 2 es de lo más vasto. A través de las islas de los mares del sur, descubriremos localizaciones tales como puertos de toda índole, inhóspitas selvas, cuevas, pueblos… un surtido de entornos que parecen más bien sacados de un Monkey Island cualquiera. No obstante, la ambientación del juego, antaño entre la épica y lo medieval tan típico del género, se mueve abordando directamente parajes piratas que parecen sacados de la magna obra de Ron Gilbert. Lo curioso es que hasta la aventura en sí tiene un sutil tratamiento del humor que casa perfectamente con la imagen que tienen los pixelados y poligonales corsarios desde que LucasArts los reinventara para el mundo del videojuego.

Pero ante todo, Risen 2 es un RPG  de tomo y lomo. Pena es que tendrá que aguantar doscientas mil comparaciones con Skyrim, a pesar de que se tratan de dos productos que en sí tienen muy poco que ver… y es más, profundizando en sus entrañas, Risen 2 no tarda en revelar que es un juego de rol bastante menos simplificado que el de Bethesda, menos condescendiente con nuestro progresar y, ojo al dato, donde se nos permite ser más “nosotros mismos”.

Ahí está la opción de escoger camino a nuestro antojo, con muchísimas posibilidades a la hora de elegir bando según nos convenga. Muy de RPG es la exploración, donde los ya citados vastos terrenos otorgan un extremo placer a la hora de recorrerlos con absoluta libertad, saciando nuestro apetito de pirata ávido de explorar en pos de ver qué nos encontraremos aquí y allá. Imaginad que, más o menos a las diez horas de juego, tendremos para nosotros mismos nuestro propio barco, con el que poder visitar más islas y abriendo un mapa a todas luces descomunal.

Como escalable que son nuestras posibilidades exploratorias, igualmente lo son en relación a nuestra capacidad de lucha, mediante un sistema que en sí simplifica algo lo ya visto en el primer Risen. No termina de ser un método de control ágil, aunque el programa confíe en una vertiente arcade que tal vez no satisfaga a los amantes del rol (si bien la adaptación al pad es muy notable). Y es aquí donde puede llegar a fallar el asunto, ya que nuestro héroe es bastante vulnerable cuando se enfrenta a varios enemigos a la vez.

De todos modos, y siendo fríos con el análisis de la situación, esto le confiere un punto de realismo que obliga a ser estrategas al máximo. En Risen 2 no somos ningún “dovahkiin” capaz de escupirle en el ojo a un dragón y salir indemne: aquí somos tan humano como el que más, y cualquier desliz con la espada (atención a la más que reseñable ausencia de auto-leveling) puede hacer que nuestra partida termine antes de lo deseable… cosa que me encanta que pueda ocurrir.

Sin duda lo mejor de Risen 2, tal y como ocurriera con su antecesor, es el hecho de que podremos hacer las cosas de mil y una maneras. Es magnífica la estructura que han seguido a la hora de diseñar la práctica mayoría de las situaciones de cara a que podremos afrontar cualquier reto como nos venga en gana, siendo cada opción que valoremos perfectamente viable de cara a conseguir nuestro objetivo.

Un caso particularmente divertido es el que os voy a exponer: tenemos ante nosotros un cofre cuyo contenido nos interesa; pues bien, una opción es robar la llave a su dueño, de manera sutil o intimidándole… o directamente, darle muerte y sustraerle la preciada llave. También está la posibilidad de llevar a cabo un hechizo vudú capaz de hacer que poseamos su cuerpo y controlarlo para abrir el cofre, o más bizarro aún, amaestrar a un primate y ordenarle que la abra él. Impresionante.

Más allá de las inmensas posibilidades de juego y de una jugabilidad tan profunda como profusa, Risen 2 hace gala de un apartado técnico a la altura de las circunstancias. Dejando de lado sus cuidados efectos de sonido y de la grandísima banda sonora, peca de ciertos matices fruto de la escasez de medios o de la desgana para con ciertos detalles, como buenos ejemplos son la poca expresividad de los personajes o ciertas animaciones, pero en sí es un RPG bonito, de hermosos decorados y espectaculares juegos de luces.

Evidentemente, las versiones Xbox 360 y PlayStation 3 distan mucho de llegar a los niveles de la ejecutada en un buen PC, si bien consigue superar con holgura el despropósito gráfico que era la conversión del Risen original. Además, la tasa de imágenes por segundo es estable, y el brutal popping prácticamente pasa desapercibido. No es tan adorable para la vista como Reckoning, pero su estabilidad y el buen gusto de los parajes tropicales diseñados hacen que la experiencia visual sea bastante grata.

Conclusión

Si has llegado hasta aquí habiendo pasado por todos los párrafos anteriores, te habrás dado cuenta de que Risen 2 no es ningún Skyrim… ni pretende serlo. Su forma de contemplar la jugabilidad dista mucho de la sencillez y disimulada linealidad del gran RPG de Bethesda, siendo en sí un escollo de lo más duro que espantará sin duda alguna a los jugadores más casuales. Risen 2 no es tan accesible, ni siquiera llega a ser bonito en los primeros compases. Pero en términos de profundidad, de posibilidades y, en definitiva, de experiencia global, Risen 2: Dark Waters es un juegazo como la copa de un pino. Muy recomendable.

Publicado por

Pedja

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