Review Dead Space 2

Parecía algo impepinable que viéramos llegar la secuela de Dead Space, uno de los juegos mejor valorados por la crítica generalizada en esta generación, y a su vez, un ratio de ventas muy por debajo de lo que cabría esperar en un producto de su calidad. Por suerte, en EA Games volvieron a darle la alternativa a EA Redwood Shores, que entre otras cosas, mutó como un Necromorfo y cambió su nombre a un contundente Visceral Games, dejando el nombre antiguo, más parecido a una película de David Lynch que a una desarrolladora de juegos.

Tan impepinable como el hecho de que repetir los esquemas básicos de la primera parte sería la premisa principal de esta secuela, procurando no desviarse ni un ápice del terrorífico camino que emprendió el bueno de Isaac en la Ishimura. Si acaso, un más y mejor, de propina un más variado, y un postdata en forma de multijugador que sirviera para ser colocado como subtítulo y atraer a la clientela.

Y resulta tan curioso como predecible que este add-on en forma de online competitivo sea lo menos recordable de Dead Space 2. La idea no es mala, aunque parece algo mascada, sobre todo si hemos jugado al online de Left 4 Dead 2, donde los humanos se enfrentaban a distintos tipos de zombies, cada uno de un tamaño, fuerza y habilidades características. Aquí estamos en las mismas, cambiando conceptos: zombie por necromorfo. Funcionar, funciona. Pero tiene poco recorrido.

Un recorrido diametralmente opuesto al carrusel de sustos, de subidas y bajadas de tensión que provoca la historia principal. Con un comienzo digno de ser recordado, en el que estaremos indefensos y con las manos atadas ante la avalancha de criaturas pérfidas que nos asolan, pronto comenzaremos a darnos cuenta de que tenemos más munición y un abanico de armas más amplio, lo que conlleva de forma unívoca una mayor cantidad de acción y casquería, algo así como el paso de Alien a Aliens: El Regreso, símil más que justo para la evolución de la saga.

De todas formas, el incremento de necromorfos no cercena en ningún momento la angustia propia de un survival de categoría, al igual que en la primera entrega; una angustia avalada de forma notable por el ambiente que se logra recrear en todo momento. Repito algo que dije en el análisis del original: estamos ante un juego que justifica de principio a fin el tener un sistema de audio 5.1, a lo que podemos unir las luces apagadas para que nos peguemos una buena sesión de respingos en el sofá.

Y si hablábamos de variedad, ésta viene dada por algunas situaciones que Visceral diseña con esmero y mala leche, de modo que la escena «scriptada» nos ponga en aprietos durante unos instantes, como en cierto descarrilamiento de tren, acojonándonos un poco más si cabe. Dichas situaciones programadas se entremezclan con la espontánea aparición de necromorfos, a la par que se intercalan con escenas sacadas de la mismísima Escalera de Jacob –para mí, un auténtico homenaje la parte del hospitaldejándonos sentir a un Isaac que ha perdido la chaveta y teniendo visiones auténticamente pesadillescas.

Añádale usted una buena ración de puzzles -nada fuera de lo común, eso sí-, el correspondiente aumento de estadísticas de personaje mediante recolección de nodos de energía y el fino sistema de apuntado, heredado tal cual de la primera entrega, y tendremos como resultado una experiencia que logra acongojarnos a la par que permite la descarga correspondiente de adrenalina; una historia que quizás esté contada con más tino que en Dead Space, sobre todo gracias a los secundarios, más interesantes, o al fuerte aroma a Bioshock con el que nos vamos topando a medida que avanzamos en la estación espacial.

Como punto negativo, citar al factor sorpresa que, lógicamente, ha perdido mucho de su potencia original. Pero en este caso aceptamos barco y cambiamos la sorpresa por la fiabilidad: aceleración de pulso cien por cien asegurada. Seguramente, en una futura tercera entrega las cosas deban cambiar mucho más. Pero hoy nos basta y nos sobra con lo que tenemos. Grita, grita, que en el espacio no te escuchan. Cuidado: tus vecinos sí.

Publicado por

Pedja

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