Review Bayonetta

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La ingente cantidad de oleadas publicitarias, hypes variados, dibujos subiditos de tono a cargo de la comunidad pro-Bayonetta y la demo lanzada en Diciembre tanto en Playstation Network como en Xbox Live culminan finalmente en el producto que mr. Kamiya siempre había soñado, seguramente, desde antes de concebir ese auténtico instaurador de género que fue Devil May Cry. La disyuntiva se presenta, lógicamente, en el momento en el que el jugador final comienza a calibrar si Bayonetta es el beat’em-up moderno definitivo. Se han vertido toneladas de opiniones. El asunto, no hay duda, lo merece.

Y dicho asunto comienza, en mi caso, con la demo previamente mencionada. La primera toma de contacto con el juego de Platinum Games fue absolutamente desconcertante. Por fin tengo contacto con la bruja más deseada de la historia -superando a candidatas realmente carismáticas como La Bruja Novata o la vieja nariguda del Cauldron– y apenas la distingo entre el caos de efectos especiales, movimientos de cámara y chiribitas variadas. Podría ser una bibliotecaria superdotada físicamente o Jack Bauer con la peluca de la niña de La Maldición… ¡si no se le distingue!  La famosa caída al vacío de la demo, por suerte, no es baremo justo para el nivel alcanzado en el juego final, en el que disfrutaremos de un abrumador sistema de combos y ataques especiales, envuelto en una constante explosión de luz y color.

Bayonetta llama la atención visualmente hablando, y debido a su peculiar estilo, puede hacer que detestes lo que aparece en pantalla, o que te enamore perdidamente una y otra vez. No conozco a nadie que no se sitúe en alguno de los extremos. Tenemos ante nosotros un extraño compendio de estilos arquitectónicos cuasi-Gaudianos, estrafalarios diseños para los personajes, en especial para los femeninos, en los que no importan los kilómetros de piernas o el tamaño de los pechos en relación con el resto del cuerpo, y por encima de todo, el estilo de la vieja escuela nipona impregnando gráficos, música y argumento.

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El nivel tecnológico cumple con creces, máxime si nos atenemos a la cantidad de elementos que se mueven en pantalla, a menudo con un tamaño considerable, y con una tasa de sesenta imágenes por segundo sin altibajos -al menos en la versión 360 que es la que he podido probar-, ideal para el frenetismo que requiere la acción. La banda sonora rezuma temas épicos y canciones al más puro estilo J-Pop, incluyendo la ya famosa versión de Fly me to he moon y alguna sorpresa más en forma de guiño a cierto clásico de SEGA.

Y ya que hablo del argumento, en esto no tengo duda: es un auténtico ladrillo. Por mucho que la trascendencia de la historia se comience a vislumbrar en el cementerio en el que comienza, la cosa se va tergiversando hasta límites insospechados, entre conversaciones que a veces se hacen absurdas y que la propia Bayonetta no duda en cortar para pasar directamente a la acción. Eso sí, hay que reconocer que las cinemáticas se presentan de forma muy original y las coreografías a las que asistiremos son bastante entretenidas de ver.

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Pero lo que importa es la mecánica jugable y la acción que se deriva de aplicarla. Y oigan, es un gustazo. Un gustazo por la innumerable cantidad de combos disponibles, a multiplicar por el número de armas y al que hay que sumar los ataques especiales que premian nuestro buen hacer técnico, como los crueles ataques Tortura. Lo curioso es que en los niveles más bajos de dificultad, el jugador machacabotones puede encontrarse cómodo y avanzar sin demasiados problemas, pero cuando el nivel de dificultad crece, también lo hace la exigencia: de hecho, me molesta que el nivel Difícil no esté desbloqueado de inicio, porque es muchísimo más disfrutable que el que viene por defecto.

La clave está en el Tiempo Brujo: la esquiva se convierte en un auténtico arte que si logramos dominar para ejecutarlo justo antes del ataque enemigo, nos otorgará unos segundos a cámara lenta para asestar un combo brutal al desdichado angelito de turno. Así pues, este ágil movimiento cobra mucho más importancia que en otros juegos del género. Esta técnica se extiende al combo interruptus: es posible seguir encadenando combos con esquivas de por medio, si es que dejamos pulsado el botón adecuado cada vez.

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Además, la división de las fases en pequeños retos -o versículos- asemeja el juego a la filosofía arcade, en la que te dejas la piel por conseguir la mejor puntuación posible y toserle en la cara a tus amigos. Claro que también es tremendamente satisfactorio toserle a los gigantescos enemigos que copan el bestiario de Bayonetta. Es admirable cómo se mantiene la intensidad y el dinamismo de los combates, con momentos absolutamente épicos, seguramente tan épicos como estrafalarios. Esta es la grandeza de Bayonetta, un juego con el que los ultrafans de Kratos se sientan escandalizados de lo hortera que resulta, y a su vez, rendidos ante la enorme evidencia de que su sistema de juego ha logrado subir otro peldaño más. Y lo ha subido con tacones.

Publicado por

Pedja

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5 thoughts on “Review Bayonetta”

  1. A mi me está gustando muchísimo. Muy similar al primer Devil May Cry pero con un punto de bizarrismo y cachondeo que, bajo mi punto de vista, le hacía falta al género de beat’em up, un género que a veces se toma demasiado en serio a sí mismo.

  2. Amigo Pedja, con tu permiso… un poco de publi para mi humilde blog.
    Si os gusta Bayonetta, podéis ganar una copia de la edición especial en este Concurso de Bayonetta.
    ¡Gracias !

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