Review Assassin’s Creed II

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Desde el lanzamiento de su primera entrega hace dos años, Assassin’s Creed se ha visto enfilado siempre en el ojo del huracán, ya sea envuelto en polémicas de notas supuestamente tergiversadas, o por la extraña y sospechosa inclinación a ser más exigente con él que con ningún otro juego de la presente generación. Los porqués los desconozco, o quizá sí los conozca pero, realmente, tampoco importa a estas alturas.

Lo que tengo claro es que el primer Assassin’s impresionó con su aspecto gráfico y su ambicioso planteamiento, naufragando jugablemente a las pocas horas de aventura, en cuanto nos dábamos cuenta de que bastaba con seguir el mismo patrón, una y otra vez, encarnando a Altair, e intentando que pasara rápido el tiempo cuando Desmond salía a escena en las insulsas fases del laboratorio. Y bien, tras jugar un buen puñado de horas a la segunda parte, no dudo en afirmar que Ubisoft se ha currado bastante el tema jugable, manteniendo su potencia visual aunque haya perdido el factor sorpresa; eso sí, seguiremos soportando horribles pasajes manejando a Desmond. Hay cosas que nunca cambian.

No es cuestión de soltar la parrafada sobre el argumento, que seguro conoceréis de sobra a estas alturas. Ezio será, en este caso, el Assassin al que encarnaremos, y la Italia renacenista un marco difícilmente mejorable para plantear el esquema jugable del videojuego. El argumento, además de ser más interesante que el de la primera entrega, está mucho mejor contado, algo a lo que contribuyen especialmente la sabia elección de los personajes secundarios que participan activamente en el juego. Y eso que el juego empieza terriblemente mal, asistiendo a un sicodélico parto en el que podremos mover los brazos y las piernas de Baby Ezio, complementándose con una tragicómica huida del laboratorio.

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Por suerte, el tema mejora de forma exponencial en Florencia, a partir de una excelente escena donde las figuras de Ezio y su hermano se recortan tras el bello anochecer de Florencia. Ezio comenzará su formación como Assassin prácticamente desde cero, ganando habilidades conforme avancemos en la aventura. Pronto nos daremos cuenta de que el número de acciones disponibles es mayor, resuelto de forma casi perfecta con la interfaz dinámica, siempre marcada en pantalla. Precisamente, debido a esta ingente cantidad de habilidades, a veces se superponen unas a otras. Probad, por ejemplo, a andar rápido entre la multitud; seguramente dejéis a más de un pobre ciudadano sin monedas para comprar el pan…

Otra de las sutiles diferencias radica en la propia personalidad del protagonista. Ezio y Altair son prácticamente igual de hábiles, pero el italiano ve desarrollada su personalidad a lo largo de la historia, cosa que el primer Assassin apenas hacía. Eso sí, el combate es muy similar, obviando ciertos movimientos nuevos y que algunos tipos de enemigos son más hábiles, siendo mucho más complicado realizar el contraataque. Con todo, sigue siendo una delicia combatir contra los malages de los Pazzi.

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En general, el control del juego está bien calibrado. Y esto no es nada fácil de conseguir: aparte de la interfaz dinámica antes comentada, hay que tener en cuenta la variedad de situaciones que afrontaremos: sigilo, combate cuerpo a cuerpo, escalada libre, carreras de carromatos scriptadas e incluso desafíos al más puro estilo Prince of Persia, como si de un plataformas moderno se tratara. Las misiones cortas se convierten en secundarias, separándose del hilo principal de la historia, y aumentando también en variedad, mientras que las misiones principales son mucho más largas y complejas que en su predecesor.

Mezclado de forma homogénea con todo lo comentado en los dos párrafos anteriores, existe una enorme cantidad de objetos a encontrar y secretos que descubrir, con los que se logra extender la duración útil del juego, introducir elementos de puzzle y trasladar la acción del mismo al contexto histórico en el que se desarrolla, con una referencia a modo de enciclopedia de emplazamientos y personajes.

Y por si fuera poco, el elemento monetario nos permitirá mejorar las prestaciones del arsenal y armadura de Ezio, además de adquirir otro tipo de objetos, sobornar a heraldos para disminuir nuestra notoriedad en las ciudades, contratar grupos de ladrones o de señoritas de buen ver para distraer al enemigo, o incluso gestionar la Villa Monteriggione para que prospere, aumente su importancia y genere fondos; a la postre, pequeñas pinceladas estratégicos e incluso más propias de un juego de Rol.

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A nivel gráfico, Assassin’s Creed II utiliza el mismo motor gráfico para modelar unos escenarios absolutamente de diez, tanto en Florencia, como Venecia, la coqueta Forli y el resto de ciudades del juego. La paleta de colores realza el conjunto con tonos más vivos, así como cambiantes gracias a la representación de varios momentos del día. Por su parte, los personajes lucen estupendas animaciones, aunque la representación facial chirría en más de una ocasión, excluyendo a Ezio; en un juego con tantas conversaciones y plagado de primeros planos, esta falta de detalle es un error muy sensible.

Y si hablamos de audio, a mí la Banda Sonora me ha encantado; quizá hay muchos momentos en los que no se deja notar, pero cada tema se ajusta perfectamente a cada momento. Por su parte, el trabajo de doblaje al castellano es notable, y basta mencionar a Ramón Langa, Juan Diego Botto -ese Leonardo– o Luis Reina para comprender su calidad. Se ha criticado que el acento italiano se usa poco y mal, pero a mí me ha resultado divertido escuchar ocasionalmente un Capisci o un Porca miseria a lo castizo.

Conclusión

Al primer Assassin’s Creed se le tildó de repetitivo. Aunque no sea un SandBox puro y duro, es verdad que lo de “repetitivo” es un pecado que cometen todos los juegos de este género, por su propia concepción de juego: te esperas algo tan grande, tan abierto, que al final te decepcionas y ves que lo realmente bueno del juego se repite una y otra vez. El truco es disimularlo lo máximo que puedas. Y Assassin’s Creed II lo hace muchísimo mejor que la primera entrega, convierténdolo en un juego tremendamente superior.

Sin embargo, a la hora de encumbrarlo, la crítica ha vuelto a ser reticente y me vuelve a parecer que se le exige mucho más que a otros títulos, supuestamente, de sobresaliente claro. Es verdad que hay fallos, que los modelos y expresiones de los personajes dejan que desear en muchas ocasiones, que podría haberse arriesgado más con algún tipo de Multijugador o incluso un cooperativo que podría haber sido de mamma putana… Aún así, las sensaciones transmitidas por el juego son mejores de lo que esperaba tras su primera parte, y no dudaría en colocarlo entre los cinco mejores del año y, posiblemente, el mejor título multiplataforma.

Publicado por

Pedja

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4 thoughts on “Review Assassin’s Creed II”

  1. Totalmente de acuerdo con el análisis. Ayer mismo conseguí acabrlo y lo he disfrutado de cabo a rabo. Quizas las secciones del Animus y el laboratorio se hubieran podido solucionar con una cinemática, pero toda la parte del juego que se desarrolla en la Italia renacentista es simplemente sublime

  2. ayyyys… yo aún no pude catarlo pero le tengo unas ganas…. llegó a mi vida el cod4mw2 y claro… pero buen artículo que reafirman mis ganas de darle

  3. Me lo he pasado con casi todos los extras conseguidos, entre 20 y 25 horas de juego brillante, profundo e intenso. Muy superior a su primera parte y uno de los 3 mejores videojuegos de este año. Solo GTA IV ofrece una experiencia de sandbox más profunda y amplia en esta generación.

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