Mis juegos del terror, miedo, canguelo y pavor

Se supone que el miedo es un mecanismo de defensa del organismo ante algo que puede causarnos daño. No sé a ciencia cierta si esto es verdad, pero el caso es que con los siguientes juegos me gané una sudorosa pesadilla cada vez que jugué con las luces apagadas. No mires atrás, más que nada, porque el monitor lo tienes delante tuya, cacho merluzo.

Knight Lore

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Las andanzas del explorador del salacot, Sabreman, en el castillo de Knight Lore, allí donde mora el malvado mago Melkhior, única fuente de cura para la terrible maldición del hombre lobo que asola a nuestro héroe. Allí me llevé un terrible susto.

El sobresalto se produjo en una habitación sombría, agazapado encima de una plataforma móvil que desplazaba una extraña forma esférica. Como Sabreman, podía moverme por la habitación ordenando al misterioso ente que viajara en la dirección deseada. Pero en mitad de la habitación, sobrevino la mutación a lobo; de forma repentina, la losa se deslizó debajo de mis pies, cayendo al vacío y siendo devorado por el monstruo; sí, los seres del castillo reaccionaban de forma distinta, dependiendo de si era día o noche. Magistral, Ultimate.

Resident Evil

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El juego de Capcom es más clásico en este tipo de artículos. La consagración del survival horror, asentando las bases que un día creara Alone in the Dark, y la propagación del virus que transformaba en zombi a todo aquel incauto que se acercara, consiguió conformar uno de los títulos más terroríficos de la historia.

Aquellos pasos resonando en la penumbra, decididos, ávidos por encontrar munición para defenderse de los malignos no-muertos. Un armario entrecerrado, ideal para almacenar munición a la espera de ser encontrada. Una trampa mortal como resultado de abrir el maldito armario. Quizás el zombi fuera homosexual, pero más de uno se acordó de sus muertos, si es que eso puede tener algún sentido.

Blair Witch Project Volume I: Rustin Parr

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El primer episodio de la trilogía de videojuegos basados en el Proyecto de la Bruja de Blair puede pasar fácilmente a la historia como uno de los programas de entretenimiento más subestimados que uno pueda recordar. Partiendo del motor gráfico de Nocturne, el equipo de Terminal Reality consiguió meternos en el cuerpo la inquietud de la dichosa bruja y la mala ostia de los muñequitos de vudú.

Desde el primer momento, el juego pide a gritos un sistema de altavoces 5.1, la máxima concentración posible en introducirse en la atmósfera del juego y las luces totalmente apagadas. Tras alojarnos en aquel hostal de mala muerte, unos extraños golpes en la puerta del servicio nos despiertan. Quizás te atreviste a abrir dicha puerta. Quizás no. En cualquier caso, no era nada comparado con el pesadillesco infierno que nos espera al adentrarnos en el bosque. Recomendado de forma absolutamente rigurosa.

Post Mortem

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Has muerto electrocutado cuando enchufabas tu Spectrum para seguir tus labores de programador. Como te has quedado a medias de finalizar tu próximo videojuego, es necesario que te reencarnes para rematar la faena. Eso sí, antes de reencarnarte, pásate por la droguería y píllate unos guantes de goma. Y pasa de meter los dedos en el enchufe, hombre.

Esto es lo que nos presentaban en una terrible aventura gráfica la gente de Iber Soft, compañía de software español de cuyo nombre entran sudores sólo de recordarla. Perpetrado por Sergio Ríos, la aventura se manejaba con iconos y era todo un viaje al purgatorio, envoltura que cubría un simple puñado de IF condicionales. Recuerdo haber tenido pesadillas con los engendros que esperan al protagonista en la portada. Miedo, espanto y pavor… de lo malo que era el juego.

Friday, The 13th

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Jason es el protagonista absoluto de la saga Viernes 13, creando todo un estereotipo de asesino en serie, con su máscara de hockey característica y su arma preferida, la sierra mecánica. Enfurecido tras el asesinato de su madre, Jason irá masacrando uno por uno a los integrantes del campamento. En el videojuego de Domark para ordenadores de 8 bits, manejamos en cada partida a un personaje distinto y debemos encontrar a Jason entre las múltiples pantallas que componen el mapa de Crystal Lake, visitando la granja, la iglesia o la mismísima casa de Jason.

El juego era una vil masacre, ya que Jason por un lado se iba cargando a todo quisqui, mientras que tú, por otro, podías hacer lo propio con tus colegas de camping, para descubrir quién de ellos era Jason disfrazado. El juego era malo de solemnidad, pero de vez en cuando, de forma aleatoria, un grito digitalizado rasgaba tus entrañas y destrozaba tus tímpanos, mientras aparecía en pantalla un pobre hombre con la cabeza cortada por la mitad. Susto de campeonato y broche de oro para el texto de hoy. Ahora sí que podéis mirar atrás. Si queréis…