Busca las diferencias: Donkey Kong y Crazy Kong

Donkey Kong

Shigeru Miyamoto comenzó su colección de éxitos en el mundo de los videojuegos con Donkey Kong -año 1981– en lo que fue uno de los primeros asentamientos del juego de plataformas, la primera aparición del famoso personaje Mario -y aún entonces se llamaba Jumpman– y, quizá lo más relevante, la entrada definitiva de Nintendo en el mercado de Norteamérica, tras el estrepitoso fracaso que supuso el arcade Radarscope y la confianza que depositaron Yamauchi y Arakawa en el creador de Mario Bros. Todo salió bien… tan bien que se generaron clones a go-go a partir de Donkey Kong.

Jumpman, un bigotudo currante que debe salvar a su chica Pauline de las garras de un mono tan grande como tozudo. Un argumento que sirve de trasfondo a cuatro fases en las que debemos llegar a alcanzar la cima a través de escaleras y plataformas, esquivando bolas de fuego y objetos que el mono nos tira, y utilizando algún item que otro, como el famoso martillo. Todo un paradigma de las plataformas que hizo historia, le salvó el culo a Nintendo y comenzó a encumbrar al maestro Miyamoto.

Crazy Kong

Es indudable que Donkey Kong, el gorila burro y tonto, es conocido por todos vosotros -y sino lo conocéis, ya deberíais haberlo hecho: aquí podéis jugar online a la versión de NES: haz el mono-, pero lo que hoy quiero daros a conocer es al Mono Loco. Seguramente fuese primo lejano de Donkey, o quizás su alma gemela. Lo cierto es que se parecía sospechosamente al programa de Nintendo. Los hechos cuentan que la compañía Falcon lanzó Crazy Kong en 1981, poco después que el juego original. A primera vista, un copy-paste total y descarado.

Lo cierto es que Falcon obtuvo la licencia para lanzarlo en mercados fuera de la zona de Estados Unidos, aunque bien es verdad que en el transcurso del juego no se mencionaba nada de esta concesión, ningún Licensed By Nintendo ni nada por el estilo. Crazy Kong corría sobre una placa de hardware distinta y tenía algunas diferencias gráficas con Donkey Kong; ciertas tonalidades de colores, algunos sonidos -generalmente de peor calidad- y el rostro del Mono, el cual parecía tener más mala leche que el original. Y eso que debería ser mejor estar loco que ser tonto. O no.

Aún con la licencia, la sangre llegó al río puesto que Falcon llegó a filtrar miles de copias del arcade recreativo en Estados Unidos, rompiendo la supuesta licencia obtenida por parte de Nintendo. Así, la compañía de Yamauchi denunció a Falcon y la llevó a los tribunales por tal osadía. No deja de ser una curiosa anécdota este Crazy Kong, siendo otra prueba más de la alargada sombra que proyectó, desde principios de los ochenta, el gorila gigante que Miyamoto diseñó, ya fuera burro, loco o feo.

Comparando Donkey y Crazy